Como
segunda, y probablemente última vez, pierdo intencionadamente el
sincronismo con las materias explicadas hasta ahora en clase, para subir a nuestro 'blog' la vida del otro español excepcional que
tanto dio a España (hasta que los invasores napoleónicos
pretendieron anularlo) y a Rusia, creando, más que modernizando, sus
infraestructuras.
Quien
visite San Petersburgo se sorprenderá al observar que las
inscripciones de la hermosa catedral de San Isaac, actualmente
desacralizada, están escritas en ruso, en francés y en español.
A su regreso a España
construye el telégrafo eléctrico Madrid-Aranjuez y la línea de
telegrafía óptica Madrid-Cádiz. En 1802 funda en Madrid la Escuela
de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, siendo su Director hasta
1807. Con la invasión napoleónica se clausura la Escuela de Caminos
y Betancourt acepta la invitación del ministro ruso Rumiánstsev a
recorrer las principales industrias del Imperio ruso.
Regresa
a París a recoger a su familia y en 1808 decide trasladarse a la
capital rusa de San Petersburgo, donde el zar Alejandro I lo nombra
Mayor General en el Departamento de Vías de Comunicación para
ejecutar “misiones especiales de su Majestad Imperial”.
A
partir de 1809, el brillante ingeniero canario es ascendido a
Teniente General del Ejército ruso y designado Inspector del nuevo
Instituto del Cuerpo de Vías de Comunicación creado bajo sus
auspicios. Ese mismo año visita la fábrica de armas de Tula y
proyecta su modernización. Propuso una potente draga de vapor para
la limpieza del puerto de Kronstadt y su construcción es aprobada
por el propio zar Alejandro I.
En noviembre de ese mismo año se inician las clases en el Instituto de Vías de Comunicación con profesores venidos de Francia elegidos por Betancourt durante su estancia en la École de Ponts et Chausseés. Aparte de la labor pedagógica, Betancourt continua desarrollando su actividad como ingeniero y en 1810 proyecta los puentes sobre el Izhora y el Slavianka en la carretera de Moscú. Un año más tarde es condecorado con la Orden de San Alejandro Nevski. El año 1813 se funda oficialmente el Museo Central del Transporte Ferroviario de Rusia. Un año más tarde se instala la máquina de vapor de la fábrica de Tula. Y en 1815, rechazadas las tropas napoleónicas, regresan a San Petesburgo los ingenieros franceses deportados a Siberia y continúan sus clases en el Instituto.
Betancourt
trabajó en 1816 en el montaje de una nueva fábrica de papel moneda
hasta el punto que en 1820 se procedió al cambio total de los
billetes que circulaban en Rusia. El 15 de mayo de 1816 se creó en
San Petersburgo el Comité de Construcciones y Obras Hidráulicas que
se ocuparía del urbanismo y del ornato de la ciudad, de la mejora
del trazado de las calles, de la urbanización de los suburbios, del
cuidado de los canales, y de la construcción de nuevos puentes.
Betancourt recibe una encomienda del zar para el proyecto del canal
Obvodny en San Petersburgo.
En
1817 la sociedad rusa habla con admiración de la Sala de ejercicios
ecuestres de Moscú, conocida como El Picadero, y de la feria de
Nizny Novgorod, proyectos redactados por Agustín de Betancourt. Al
ingeniero canario le asigna el zar la exclusiva responsabilidad de
desarrollar la feria comercial de esta ciudad. En este cometido
diseñó los planos y proyectos de los edificios comerciales y
administrativos, el esquema urbanístico así como un canal en forma
de herradura.
A
su regreso a San Petersburgo, Betancourt proyecta nuevas barcas para
el puente de San Isaac sobre el Gran Neva. En 1819 Betancourt es
designado Director General del Departamento de Vías de Comunicación
además de mantener el cargo de Inspector del Instituto homónimo. Se
le nombra asimismo miembro de la Sociedad Imperial de Mineralogía de
Rusia.
A
lo largo de 1820 Betancourt realizó grandes viajes por el corazón
de Rusia para conocer el estado de las vías de comunicación del
Imperio ruso que dio a conocer al Zar antes de finalizar el año.
Pese a lo crítico de la situación se experimentó un notable
impulso a la construcción y reparaciones de obras como canales,
esclusas, vías de navegación interior, entre otras
infraestructuras. Dos nuevos españoles se incorporaron en 1821 al
Cuerpo de Ingenieros de Vías de Comunicación: su sobrino Agustín
de Monteverde y Betancourt, que se encargó inicialmente de la
construcción del camino entre San Petersburgo y Moscú, para luego
pasar a Odesa (fundada por otro español, José de Ribas) donde se
encargó del abastecimiento del agua a la ciudad, y Miguel Espejo que
se dedicó a la construcción de puentes y caminos. Antes de
finalizar el año se reconstruyen acueductos y se finalizan
abastecimiento de aguas a distintas poblaciones rusas a orillas del
Volga.
En
1822 comenzó a declinar el prestigio de Betancourt a pesar de sus
proyectos y obras técnicas. Betancourt cesa en sus cargos después
de ser recibido por el Zar pero mantiene su obsesión por acabar las
obras de Nizny Novgorod. Su hijo Alfonso ingresó en 1823 como alumno
en el Primer Regimiento de Caballería de la Guardia Imperial Rusa.
En julio de 1824 Betancourt solicita al Zar protección para su
familia y la respuesta no se deja esperar: “Los servicios eminentes
que habéis rendido al Estado os deben tranquilizar sobre la suerte
de vuestra familia pues me considero en el deber de testimoniarle lo
mucho que los aprecio”. Pocos día más tarde, Agustín de
Betancourt y Molina falleció en San Petersburgo y está enterrado en
el cementerio-museo de Lazarevkoye, donde reposan los restos de
célebres ciudadanos rusos.
MAG/22.10.2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario