sábado, 28 de noviembre de 2015

Apollon Nikolayevich Máikov




Apollon Nikolayevich Máikov (Аполло́н Никола́евич Ма́йков) nació en 1821 en Moscú en el seno de una familia aristocrática. Su padre era pintor y miembro de la Academia Imperial de Artes. Su madre amaba la literatura y llegó a publicar algunos versos. La infancia de Apollon transcurrió en la finca familiar a las afueras de Moscú, muy visitada por artistas y escritores. 

En 1834 la familia Máikov se trasladó a San Petersburgo donde el joven Iván Goncharov enseñó literatura rusa a Apollon y a su hermano Valerian. A los 15 años Apollon empezó a escribir poesía, que editaba en dos revistas, Copo de Nieve y Noches de Luna, escritas a mano, bajo el asesoramiento de Vladimir Benediktov, Ivan Goncharov y Pavel Svinyin.

En 1837 Apollon se matriculó en la Facultad de Derecho en la Universidad de San Petersburgo. Aprendió Latín y Griego clásico, lo que le permitió ejercer su pasión por la Antigua Roma y por Grecia.

Firmados solamente con la letra ‘M’, Apollon publicó sus primeros poemas en el Almanaque de Odessa y en la Biblioteka Dlya Chteniya, Otechestvennye Zapiski en el año 1840. Al año siguiente se inició en la pintura siguiendo el ejemplo de su padre, pero su tutor en la Universidad, Pyotr Pletnyov, mostró los poemas de Apollon a los escritores consagrados Vasily Zhukovsky y Nikolai Gogol, quienes animaron a que Apollon se concentrase en la poesía. 

En 1842 firmando ya como A. N. Máikov publicó su primera colección de poemas, muy bien recibidos por la crítica. Pyotr Pletnyov escribió: “Para mí suenan como las ideas de Delvig expresadas por Pushkin”. Vissarion Belinsky, a quien la familia Máikov tenía en gran consideración influenciados por Iván Gonchárov, calificó la primera parte del libro como un ciclo de versos al estilo de los epigramas en griego clásico y de las elegías tradicionales. Tanto éxito tuvo el libro, que el zar Nicolás I le otorgó un premio en metálico y Apollon Máikov pasó a ocupar un puesto destacado entre los poetas rusos de su tiempo.

Tras su graduación en la Universidad, Máikov ingresó en el Ministerio de Finanzas. Y poco después solicitó una excedencia de dos años para visitar Italia, cuya contemplación del valle de Roma a lomos de un caballo le inspiró para pintar y escribir ensayos de crítica de arte (Bocetos romanos), poemas antológicos y composiciones ambiciosas del genero épico como Savonarola, La Catedral de Clermont y La Confesión de la reina. Asimismo se atreve a crear retratos poéticos de los romanos contemporáneos tales como El mendigo, Capuchino y Lorenzo.

Viajó después a Francia, donde se matriculó en cursos de Literatura y Bellas Artes impartidos en la Sorbona y el Collège de France. Viajó también a Austria y Sajonia. De regreso a Rusia se encontró en Praga con Vaclav Hanka y Pavel Jozef Safarik, líderes del movimiento de resurgimiento nacional. Fruto de este largo viaje fue una disertación sobre las leyes del antiguo pueblo eslavo pronunciada en la Universidad.

Retrato de Solonitsyn pintado por A. Máikon


En 1844 Máikov se empleó como ayudante en la Biblioteca del Museo Rumyantsev de San Petersburgo, integrándose en la vida literaria de la capital. Publicó varios ensayos sobre literatura y bellas artes  en las revistas más prestigiosas como Otechestvennye Zapiski, Finsky Vestnik y Sovreménnik. Se inició como crítico revisando obras de Ivan Aivazovsky, Fiódor Tolstoi y Pavel Fedotov desde la perspectiva de la ‘escuela natural’.

En 1846 Máikov publicó en Peterburgsky sbornik (“La antología de San Petersburgo”) su poema Mashenka, en el que abandona la elegía y desciende a tierra. Belinsky anuncia la llegada de ‘un nuevo talento capaz de presentar la vida real en su verdadera luz’.

Su poesía se inspira a menudo en el paisaje de Rusia, su naturaleza y su historia. De su extensa obra destacan por su encanto ¡Primavera!, La pesca y Golondrinas.

Por otra parte, su amor por la Antigua Grecia y la Antigua Roma, que estudió constantemente a lo largo de su vida, también se refleja en su obra como fuente de la belleza.

A finales de 1840 Máikov escribe también en prosa. Entre ellas unas historias cortas al estilo de Gogol, El testamento del tío y La Anciana, que no tuvieron especial reconocimiento.

A algunos poemas de Máikov les pusieron música importantes compositores como Rimski-Kórsakov, Chaikovski o Nikolái Miaskovski. También colaboró en el libreto de la ópera Judit de Aleksandr Serov (estrenada en 1863).

Empleó cuatro años en verter al ruso moderno el poema épico Cantar de las huestes de Ígor (terminó su traducción en 1870). Tradujo obras folclóricas de Bielorrusia, Grecia, Serbia, España y otros países. También tradujo al ruso, entre otros, a Heine, Adam Mickiewicz, Longfellow y  Goethe.

Casi sin darse cuenta, Máikov se deja arrastrar por la vorágine de ideas y pasiones políticas, como se pone de manifiesto en la más original de sus obras, el poema titulado La Princesa.

Su gran amigo Fiódor Dostoyevski le escribe el 31 de diciembre de 1867 que hace tiempo que le ronda por la cabeza la idea de "representar un hombre totalmente bueno", pero que "le da miedo construir una novela a partir de ahí, porque es demasiado difícil. Nada más difícil, especialmente en nuestros tiempos". En octubre vuelve a escribir a Máikov: «La idea de El idiota se me ha escapado... pero estoy amargamente convencido que jamás he tenido una idea poética más bella y rica que la que me ha venido a la cabeza ahora con el plan de la cuarta parte».

Después de 1880 Apollon Máikov apenas escribió nada nuevo. Decide finalizar dos dramas líricos, probablemente sus obras maestras: Los Tres Muertos y Los Dos Mundos, cuyas ideas tenía esbozadas desde el regreso de su viaje por Italia. Este díptico dramático evoca, en el primero, la lucha del mundo greco-romano frente al mundo cristiano, presentando a tres representantes de la civilización pagana en su agonía: el poeta Lucano, el filósofo Seneca y el epicúreo Lucio, los tres condenados a muerte por Nerón como partícipes en la conjura de Pisón. Los heroes de Los Dos Mundos son el patricio Decio, que se envenena en su palacio durante una fiesta, y la tierna y dulce Lidia que personifica el genio del Cristianismo. Y entre los dos un Juvenal sin palabra. Un mundo de estatuas ante el brillo del mármol pulido pero de blandos contornos.

Los últimos años de su vida fue presidente del Comité de Censura, donde llevaba trabajando desde 1852.

Apollon Nikolayevich Máikov muere el 20 de marzo de 1897 en Petersburgo, a la edad de 76 años, siendo enterrado en el cementerio de Novodiévitchi.

Le fue otorgado el Premio Pushkin como uno de los escritores rusos más sobresalientes y principal representante del neoclasicismo poético.

MAG/27.11.2015


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