Nikolái Alekséyevich Nekrásov, (Николай Алексеевич Некрасов) nació en 1821 en la ciudad de Nemírov (hoy Vinnytsia Oblast, Ucrania). Su padre era un noble rural y oficial del ejército imperial ruso. Su madre una aristócrata polaca.
El joven Nekrásov se crió en la finca de su padre cerca del río Volga. Observaba los duros trabajos de los remeros y notaba la injusticia social patente en el comportamiento tiránico de su padre con la servidumbre, frustrado por su prejubilación del ejército. Las frecuentes borracheras del padre provocaban ataques de ira contra los campesinos y contra su propia esposa. Estas experiencias traumatizaron al joven Nekrásov quien se decantó por reflejar en sus poemas la situación de los campesinos y las mujeres en Rusia.
Nikolái Nekrásov asistió al Instituto en Yaroslav durante cinco años aunque con poco interés y provecho. En 1838 su padre decidió enviarlo a la academia militar de San Petersburgo. Un año más tarde el joven Nekrásov compatibilizó su carrera militar con sus estudios a media jornada como oyente en la universidad hasta 1841.
Durante las vacaciones de verano iba a cazar a la finca de su hermano en Karabikha, donde hoy existe el Museo Estatal de Literatura dedicado a Nekrásov.
El joven Nekrásov prefirió sus estudios universitarios, abandonando la carrera militar, lo que provocó la supresión de la ayuda paterna obligándole a vivir durante un tiempo en un refugio de vagabundos. Es en ese momento cuando comienza a publicar, bajo el seudónimo de N.N, sus primeros poemas ‘Sonidos’ y Ensueños’, de aire romántico ya algo trasnochado.
Escribió varios vodeviles que se estrenaron con éxito y buena crítica: ‘Lezna en saco mala es de guardar, moza casadera mala es de cuidar’, ‘El actor’, ‘El prestamista de San Petersburgo’, ‘Una mañana en la redacción’, ‘Tedio otoñal’.
Nekrásov hizo amistad con el critico de sus trabajos, Belinsky, quien lo contrató como editor junior, reconociendo pronto su talento como padre de la nueva métrica en la poesía rusa así como de la técnica del monólogo dramático.
En colaboración con Stanitsky, Nekrásov escribió y publicó dos largas novelas pintorescas, ‘Tres países del mundo’ y ‘El Lago muerto’. En su poema “Hielo, nariz roja” Nekrásov despliega con elegancia sus recursos estilísticos para plasmar una imagen colorida y casi pictórica de la costa del Río Volga, donde pasó su infancia. Es una mirada al trabajo de los campesinos, un tema reincidente en su obra.
Entre 1843 a 1846 Nekrásov editó varias antologías, una de las cuales bajo el título de ‘Una Colección de Petersburgo’ incluía la primera novela epistolar de Dostoyevski, ‘Pobres gentes’. El propio Dostoyevski admiró la poesía de Nekrásov y lo incorporó a los círculos liberales de Belinsky y Nikolái Chernishevski (Ver la publicación del 16 de mayo 2015 en este ‘blog’).
En 1846 Nekrásov tuvo un éxito notable al adquirir los derechos de publicación de varias revistas literarias, entre ellos la popular ‘Sovreménnik ("El contemporáneo"), fundada por Pushkin, donde colaboraron las plumas más importantes de las letras rusas, Fédor Dostoyevski, Iván Turgueniev y Leo Tolstoi, entre otros. ‘Sovreménnik’ se convirtió en el foro cultural de los escritores rusos. Durante los años 1850 y 1860 ‘Sovreménnik’ era la revista literaria de mayor circulación en Rusia, gracias en buena medida al talento de Nekrásov como editor, publicando las obras de los más prestigiosos escritores europeos de la época como Flaubert y Balzac, traducidos al ruso.
En 1860 la enfermedad crónica de pulmón que Nekrásov padecía se agravó, obligándole a pasar meses en la costa italiana. Entretanto Nikolái Chernishevski y Nikolái Dobroliúbov, que trabajaban en ‘Sovreménnik’, sesgaron la revista hacia posturas radicales, siendo Nekrásov acusado de tolerar que la revista fuese el vehículo de las críticas feroces de aquéllos contra la sociedad rusa. Turgueniev se negó a colaborar más con la revista. En 1862 el zar clausuró la revista y Nikolái Chernishevski fue encarcelado en la fortaleza de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo.
Nekrásov escribió poemas dedicados a sus amigos. A Belinski, como el gran crítico literario, a Dobroliúbov, como ensayista muerto en la flor de la vida, y a Chernyshevski, como el ideólogo de los socialistas populistas rusos.
En 1872 Nekrásov publicó ‘Las mujeres rusas’, auténtico canto de amor y exaltación dedicado a las esposas de los decembristas que acompañaron a sus maridos al exilio siberiano. El poema gira en torno a una mujer noble que ama intensa e incondicionalmente a su marido. La escena final describiendo la última cita en Siberia es una de las más impactantes y poéticas de la literatura rusa. En ‘¿Quién es feliz en Rusia?’ (1873-1876), Nekrásov narra la historia de siete campesinos a quienes se les pregunta si son felices y, aprovechando su insatisfacción, describe con rimas que imitan las canciones populares rusas, un vasto panorama de la Rusia rural, sus tradiciones, las penas y alegrías de sus gentes.
Escribió asimismo poemas para los niños como ‘El abuelo Mazái y las liebres’, ‘Los ruiseñores’ y ‘El tío Yúkov’.
En 1875, a Nekrásov, siempre de salud quebradiza, le diagnosticaron un cáncer intestinal. Sus amigos trajeron de Viena al mejor cirujano en aquellos tiempos, el Dr. Bilroth, cuya cirugía no curó su enfermedad sino que prolongó su agonía por dos años más.
Enfermo, escribió hermosas elegías y poesías líricas intimistas, en las que intenta resumir su vida, próxima a su fin: ‘Pronto moriré’, ‘Cómo se alegra mi enemigo’, ‘¿Por qué me desgarráis?’, ‘Angustia y Elegía’.
Fallece en 1877, asistiendo a su funeral una gran multitud. Dostoyevski pronunció su elegía funeraria, destacando que Nikolái Alekséyevich Nekrásov había sido el mejor poeta desde Pushkin y Lermontov. Un grupo de jóvenes seguidores de Chernishevski gritó: ‘No, Nekrásov es mejor’, asociándolo a su causa revolucionaria.
Nekrásov no es de los rusos más leídos, sin embargo, hay en su poesía un tinte tan dramático, tan puro, tan infantil, que resulta tan representativo de la cultura rusa. El propio Rajmáninov compuso su cantata ‘Primavera’ inspirándose en ‘Ruido Verde’, un poema magnífico de Nekrásov como homenaje al comienzo de la primavera, pero también al florecimiento de las artes en Rusia.
MAG/23.11.205
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