sábado, 23 de enero de 2016

Fiódor Mijáilovich Dostoievski




Fiódor Mijáilovich Dostoievski (Фёдор Михайлович Достоевский) nació el 11 de noviembre de 1821 en Moscú, en el Hospital para Pobres donde su padre Mijail trabajaba como médico.

Su progenitor era de ascendencia bielorrusa, de carácter despótico e inclinado a la bebida, todo lo contrario que su madre María Fiódorovna Necháieva, un mujer de buen carácter y amante de la cultura, en quien el joven Fiódor encontró protección y cariño. Ella fallecería en 1837 a causa de la tuberculosis.

A los once años de edad, Fiódor y siete hermanos, se trasladaron a la aldea de Darovoye, en Tula, lugar en donde su padre había comprado unas tierras.

Un año después se trasladó con su hermano Mijail a estudiar en San Petersburgo en la Escuela de Ingenieros Militares, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor. 

A los dieciocho años, la noticia de la muerte de su padre, torturado y asesinado a manos de sus sirvientes enfurecidos tras uno de sus brutales arranques de violencia provocados por el alcohol, lo inmovilizaron y le hicieron beber vodka hasta que murió ahogado, estuvo cerca de hacerle perder la razón. Ese acontecimiento lo marcó como una revelación, ya que sintió ese crimen como suyo, por haber llegado a desearlo inconscientemente. Aparecieron sus primeros ataques epilépticos, que supo incorporar inteligentemente en su obra.

A los veinte años de edad Fiódor completó su instrucción con el grado de subteniente, decidiendo permanecer en San Petersburgo. En 1844, Honoré de Balzac visitó la ciudad y Dostoyevski decidió traducir Eugenia Grandet para saldar una deuda de 300 rublos con un usurero. Esta traducción despertaría su vocación y poco después de terminarla pidió la excedencia del ejército con la idea de dedicarse exclusivamente a la literatura.

En 1846 publicó su primera novela epistolar Pobres Gentes, avalada por el poeta Nekrásov y por el crítico literario Belinski, con la que llegaron a compararlo con Nikolai Gogol. Su penetrante descripción del alma humana, su implicación emocional con lo relatado, y su aguda descripción social, fueron las bases de su influyente estilo literario. Sus siguientes obras, El Doble, “La Patrona, Noches Blancas o Nietochka Nezvanova, escritas entre ese mismo año y 1849, no tuvieron ninguna repercusión, de modo que su autor cayó en un olvido total.

Dostoievski fue arrestado y encarcelado el 23 de abril de 1849 por formar parte del grupo intelectual liberal Círculo Petrashevski bajo el cargo de conspirar contra el zar Nicolás I al participar en los debates sobre las ideas socialistas y liberales surgidas en Francia. Después de la revuelta decembrista en 1825 y las revoluciones de 1848 en Europa, el zar se mostraba reacio a cualquier tipo de organización clandestina que pudiera poner en peligro su autocracia.

El 16 de noviembre, Dostoievski y otros miembros del Círculo Petrashevski fueron llevados a la fortaleza de San Pedro y San Pablo y condenados a muerte por participar en actividades consideradas antigubernamentales. El 22 de diciembre, los prisioneros fueron llevados al patio para su fusilamiento; Dostoievski tenía que situarse frente al pelotón e incluso escuchar los disparos con los ojos vendados, pero su pena fue conmutada en el último momento por cinco años de trabajos forzados en Omsk (Siberia), experiencia que relataría más adelante en Recuerdos de la casa de los muertos, una manifestación de cómo concibe la existencia frente al historicismo hegeliano, y en Memorias del Subsuelo. Ya en libertad, fue incorporado como soldado raso a un regimiento de tiradores siberianos de guarnición en Semipalatinsky. En su estancia en Siberia dedicó mucho tiempo a la lectura de la Biblia, empapándose de espiritualidad y tomando de sus escritos el valor del sufrimiento como liberación y salvación existencial. Se convirtió en un agudo crítico del nihilismo y del movimiento socialista de su época. 

En 1857 se casó con María Dmítrievna Isáieva, tras enviudar de un conocido suyo, con la que no consiguió ser feliz.

Ese mismo año el nuevo zar Alejandro II concedió una amnistía y Fiódor recuperó su título nobiliario y obtuvo permiso para continuar publicando sus obras. Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde publicó la comedia Stepanchikovo y Sus Habitantes en 1859.

En 1861, junto a su hermano Mijail, fundó la revista “El Tiempo”, en donde aparecieron alguna de sus obras poco antes de que la revista acabase siendo censurada. Tres años después creó “Época”, en donde publicó varios relatos, entre ellos la sátira El Cocodrilo

1864 fue un año trágico para Dostoievski. Soportó, como una fatalidad ineludible, la muerte de su mujer, a causa de la tuberculosis, y la de su hermano Mijail, con quien estaba muy unido. Dos años antes, Fiódor Mijáilovich había conocido a la estudiante pelirroja Apolinaria (Polina) Suslova,  de ideas avanzadas, con la que mantuvo un apasionado romance recorriendo gran parte de Europa, viaje que le inspiró el libro Notas De Invierno Sobre Impresiones De Verano (1863), en el cual se mostró muy crítico con los ambientes europeos. En 1865 Polina rechazó su propuesta matrimonial.

En 1866 se casó con su secretaria particular, Anna Grigorievna Snítkina, con la que viajó por Europa de nuevo para olvidarse de los múltiples acreedores que le acosaban por deudas de juego. Durante uno de esos viajes su esposa dio a luz una niña que moriría pocos días después, lo cual sumió al escritor en un profundo dolor.

A partir de ese momento sucumbió de nuevo a la tentación del juego y sufrió frecuentes ataques epilépticos. Publicó El jugador, escrita para el editor Stellovski, primera obra de la serie de grandes novelas que lo consagraron definitivamente como uno de los grandes escritores de la literatura universal.

Tras nacer su segundo hijo, estableció un elevado ritmo de trabajo que le permitió publicar obras como Crimen y Castigo, trabajo encargado por Katkov, el director de “El Mensajero Ruso”, en donde se va publicando por entregas la obra, El Eterno Marido; Los Endemoniados, donde defiende que no era posible adoptar las doctrinas de una institución occidental como la Iglesia católica a un pueblo esencialmente cristiano-ortodoxo en la descripción de Piotr Stepánovich; El idiota, que le proporcionaron una gran fama y la posibilidad de volver a su país, en el que fue recibido con entusiasmo. 

Emprendió la redacción de Diario de un escritor, obra en la que se erige como guía espiritual de Rusia y reivindica un nacionalismo ruso articulado en torno a la fe ortodoxa y opuesto al decadentismo de Europa occidental, por cuya cultura no dejó, sin embargo, de sentir una profunda admiración. 

En 1880 apareció la que el propio escritor consideró su obra maestra, Los hermanos Karamazov, novela ejemplar en la profundidad psicológica de sus personajes y en la configuración de un complejo retrato social, que condensa los temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las aporías de la libertad humana. Máximo representante, según el tópico, de la «novela de ideas», en sus obras aparecen evidentes rasgos de modernidad, sobre todo en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la tragedia moral de sus personajes. 

En ese mismo año, Dostoievski participó en la inauguración del monumento a Aleksandr Pushkin en Moscú, donde pronunció un célebre discurso sobre el destino de Rusia en el mundo.

A la edad de 59 años, Dostoievski murió en su casa de San Petersburgo, el 9 de febrero de 1881, de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico. Fue enterrado en el cementerio Tijvin, dentro del Monasterio de Alejandro Nevski, en San Petersburgo. 

Fiodor Dostoievski tuvo cuatro hijos, dos mujeres llamadas Sonya y Lyuvod, y dos varones de nombre Fiodór y Alexei, los cuatro fruto de su matrimonio con Anna Grigorievna.


MAG/23.01.2016










sábado, 16 de enero de 2016

Vasili Petróvich Botkin



Vasili Petróvich Botkin (Васи́лий Петро́вич Бо́ткин), también conocido por su seudónimo Vasily Fortep′yanov, nació en Moscú el 8 de enero de 1812 , en el seno de una familia de comerciantes de té que había permitido a Vasili Petrovich y a sus trece hermanos menores disfrutar de una vida económicamente sosegada y conseguir unos notorios triunfos en el futuro: Dmitri Botkin se hizo coleccionista de pintura; Serguei, célebre médico, fundó la primera clínica que existió en Rusia; Mijaíl, académico de Bellas Artes, poseía una valiosa colección de esmaltes bizantinos, una pequeña parte de los cuales se admira hoy en el museo Lázaro Galdiano de Madrid; su hermana María se casó con el eminente poeta Fet; otra, Anna con Pikulin, un afamado profesor de Medicina de la Universidad de Moscú.

Vasili no estudió en la Universidad, ni siquiera acabó los estudios de secundaria ya que tan sólo se graduó en la escuela privada Kryazheva, conocida como el pensionado Kriajev, una de las mejores escuelas privadas de Rusia, de la que su padre le sacó para ponerlo al frente del negocio de hierbas para infusiones de Oriente. El té le permitió experimentar de primera mano los movimientos liberales, el arte y la literatura europea. De gran perspicacia y dotes de observación, occidentalista convencido, traza en sus cartas –que no son cartas al uso sino una colección de ensayos basados en la correspondencia que mantuvo con su familia y amistades (Belinski, Hertzen, Tolstoi). A la edad de tan solo dieciocho años ya hablaba alemán, francés, italiano, español e inglés. Acumuló gran erudición y gustos muy refinados en arte y música. Gran parte de su teoría estética y literaria se puede encontrar en su Epistolario, especialmente en las cartas que escribió a Iván Turguénev. 

A finales de 1835 ingresa en el círculo de Nikolái Stankévic, donde conoció a los occidentalistas Mijaíl Bakunin, Aleksandr Herzen y Visarión Belinski, quien le invitó a escribir ensayos en la revista Телескоп (Telescopio). En ese mismo año viaja a Londres y París, conociendo a Karl Marx, Louis Blanc y Víctor Hugo. Recorre luego Italia, de donde regresa con el síndrome de Sthendal.

En 1839 Botkin se convirtió en un miembro permanente del círculo de Belinski. Bajo la influencia de M. Bakunin y Stankévich conoció las ideas de Hegel y, a través de Belinski, se familiarizó con las teorías de los filósofos alemanes y franceses y esteticistas. Fue el primer ruso en dar a conocer en su país los escritos de Friedrich Engels que aparecieron como resumen en su folleto Schelling y el Apocalipsis en 1843 en la revista Оте́чественные запи́ски (Notas de la Patria).

Publicó críticas de exposiciones artísticas y sobre las obras de William Shakespeare, E. Hoffmann y George Sand. 

Las revoluciones de 1848 asustaron a Vasili y rompió con sus socios socialistas llegando a ser políticamente conservador con el paso del tiempo. Esto se reflejó también en sus posturas críticas. 

En el campo de la música escribió La música italiana y alemana (1839), Sobre la importancia estética de la Nueva Escuela de Piano (1850) y algunos artículos sobre ópera italiana. 

En el interés de Vasili Botkin por España tuvo parte de culpa Francia. Su efímero matrimonio con la joven modista gala Armence-Ismerie Rouillard en 1843 tuvo su final en el mismo viaje de bodas a París, después de entrar en contacto con el socialismo utópico francés. De aquella experiencia Botkin tuvo la necesidad de pasar página y el primer remedio a mano fue visitar un nuevo país.

Así, en una carta de 1845 dirigida a Belinski, anuncia: «Dentro de unos días marcharé de París a España, donde pienso quedarme tres meses, o más en función de lo que resulte». 

Y Vasili Botkin justifica su decisión de viajar a España, donde "corre ruidoso el Guadalquivir (según el verso de Aleksandr Pushkin), donde el Cid Campeador y Don Quijote protagonizaron proezas que no hacen falta a nadie, donde Murillo pintó sus vírgenes inmortales; donde Sancho Panza fue gobernador y Cristóbal Colón tenía fama de loco; donde Carlos V no fue encadenado sólo por un malentendido y Torquemada sólo por error no fue quemado; donde Julio César cogió unas fiebres…

El 11 de agosto de 1845 Vasili Petróvich Botkin pone por primera vez un pie en España, que se encuentra en plena turbulencia, víctima de revoluciones y guerras.

Entró por Hendaya, marchó a Vitoria y, por Burgos, llegó a Madrid. Las cartas de presentación que traía le granjearon un hospitalario recibimiento en la villa y corte. De Madrid viajó al sur, atravesando la Mancha. 

Visitó Córdoba, conoció Cádiz, Sevilla y Málaga, donde cogió un barco hasta Gibraltar y desde allí llegó hasta Tánger, desde donde regresaría a Málaga para dirigirse a Granada, donde Vasili Petróvich Botkin declara incondicionalmente su admiración por el paisaje mediterráneo español, que desbanca al italiano, país del que había vuelto «enfermo de tanta belleza».

Vasili Petrovich Botkin al final de su peregrinación, a punto de partir, en las últimas líneas de su libro deja una confesión personal que de una forma poética y pasional descubre su afecto por Granada y por España, sentimiento que se convierte en el leit motiv central de las “Cartas sobre España” y el que perdura aun después de terminar de leerlas: 

“…pero, ¡no! es imposible transmitir esta belleza, y todo lo que estoy escribiendo aquí no son más que unas frases vacías; además ¿acaso es posible describir con precisión aquello que hace feliz el alma? Se puede contarlo sólo cuando la felicidad se convierte en un recuerdo. El momento de placer es un momento mudo. Figúrese que este momento dura aquí para mí ya desde hace tres semanas. En mi cabeza no hay ni pensamientos, ni proyectos, ni deseos; en una palabra, no siento mi cabeza; no pienso en nada, absolutamente en nada; pero si Ud. sólo pudiera imaginar qué plenitud siento dentro de mi pecho, qué bien respiro… Me parece que soy una planta que han sacado al sol de una habitación oscura y sin aire; inspiro el aire lentamente, en silencio; paso así durante más de dos horas en cualquier parte, al lado de algún arroyo y escucho su murmurar, o contemplo el chorro del agua que cae dentro de la fuente… 

«¡Ah, si toda la vida transcurriese siempre con tal felicidad!. ¡Sí! Vivirán en mi alma más vivamente que los naranjales de Palermo, que las costas de Nápoles, esta llanura de Granada, rodeada de montañas, estas colinas de la Alhambra y del Generalife, entre la densa vegetación de los cuales juegan los colores de la naturaleza meridional y septentrional de la Vega, y esta Sierra Nevada con su cima nevada y sus laderas, tornasoladas e irisadas. Y el ocaso desde el Generalife - ¡qué sol y qué espectáculo! .

Entre 1847 y 1849 sus "Cartas sobre España" aparecieron publicadas por Belinski en la revista Sovreménnik, (El Contemporáneo). Considerada la obra más popular de Vasili Botkin, es el mejor libro de viajes en ruso escrito en el siglo XIX; en él no solo comenta su itinerario, sino que interpreta la historia, cultura, sociedad y política de España en 1845. Las “Cartas sobre España” contienen no solamente observaciones y reflexiones sobre el pueblo español, sino también sobre sus hábitos y costumbres, su geografía, y su historia, planteándose interrogantes sobre su evolución y porvenir. Para él España es el «refugio para la gente a quien le aburre Europa»

España y Rusia, en los dos extremos del mapa europeo, iniciaron sus lazos sentimentales cuando tuvieron un enemigo común. La opinión pública eslava tenía el convencimiento de que sólo dos pueblos, el ruso y el español, habían conseguido plantar cara a la expansión napoleónica

La visión de España ofrecida por Botkin, intelectual y comerciante, apodado «El andaluz de Maroseika» por sus amigos rusos, aparece en la época en que la sociedad rusa ha culminado su transición literaria del romanticismo al realismo, abandonando las influencias estereotipadas y míticas de la literatura romántica francesa con autores como Merimeé y Gauthier, presentando una visión diferente de la España real de mediados del siglo XIX que tendría una influencia extraordinaria en escritores rusos clásicos posteriores como Dostoyevski, Tolstoi, Gógol y Turguéniev, en científicos como Piskorski y Alexéyev, y en poetas como Balmont, Tsvetáyeva, o Ehrenburg.

Vasili Petróvich Botkin fallece en San Petersburgo el 22 de octubre de 1869, a la edad de 57 años.


MAG/17.01.2016