sábado, 27 de diciembre de 2014

El Reino del Preste Juan




El Reino del Preste Juan era un reino mítico presente en el imaginario de la Edad Media. El origen de la leyenda del Preste Juan deriva de una carta que se decía el emperador bizantino Conmeno había recibido en 1165. El remitente de ésta era Juan, soberano cristiano y señor de los señores. La carta describía el riquísimo reino de este rey cristiano, situado en el centro de Asia. El rey contaba que vivía en un inmenso palacio hecho de gemas y de oro y decía ser el soberano de un extenso territorio que se extendía desde Persia hasta China. Durante muchos años este mito fue asociado con el sueño de muchos de alcanzar un reino riquísimo donde todos los placeres materiales eran posibles y se vivía en la opulencia.

Imbuidos por las fabulosas historias que venían de Oriente, los occidentales creyeron firmemente en la existencia de este reino, una nación cristiana aislada entre paganos e infieles en el más Lejano Oriente. Su gobernante, un presbítero (o preste) llamado Juan que había sido coronado rey al mismo tiempo. Este Preste Juan era objeto de la fantasía medieval, y se decía de él que era un monarca generoso y benévolo que reinaba sobre un país rico y lleno de las más grandes maravillas del orbe, como un espejo fantástico desde donde podía ver todas sus provincias. Los más maravillosos objetos estaban en aquel lugar que resistía como un baluarte de la Cristiandad rodeado de los más acérrimos enemigos. En él, además, se decía que residía el legendario Patriarcado de Santo Tomás, el incrédulo apóstol del Salvador que según la tradición habría ido a predicar a tierras de la India.

Este Preste Juan es objeto de las más atrevidas controversias sobre su origen. Algunos autores aseguraban que era descendiente de los Reyes Magos. Otros se atrevían a aventurar que era el mismísimo apóstol Juan que, inmortal, seguía residiendo en la Tierra como rey y señor de los cristianos del Oriente.

El Reino del Preste Juan fue buscado a lo largo de la Edad Media. Según la leyenda, sir Perceval, caballero del Rey Arturo, había llevado el Santo Grial al Reino del Preste Juan, donde se encontraba junto a otras de las sagradas reliquias del Cristianismo.

En la era de las Cruzadas, la búsqueda del Reino del Preste Juan adquirió un carácter político. Jerusalén había sido tomada en 1099 por las fuerzas cristianas, y Tierra Santa se encontraba en manos de la Cristiandad. El débil reino de Jerusalén se encontraba rodeado por el Islam, por lo que su existencia era complicada. También requería ayuda el emperador de Constantinopla, pues su Imperio también se encontraba asediado por el Islam. En esta situación, los poderes cristianos occidentales buscaron una alianza estratégica con el Reino del Preste Juan, conscientes de que los intereses de la lejana nación cristiana les harían amigos de ésta.

Por esa razón el Papa Alejandro III (1159 – 1181) envió una carta, en el año 1177, dirigida al ‘Apreciado hijo de Dios Juan, rey ilustre y magnífico en la India’ (Carissimo in Christo filio Iohanni, illustro et magnifico indorum regi). Esa era la creencia y esperanza de las gentes de la quinta cruzada (1217 - 1221). Por esa misma razón, San Luis envió en 1247 al franciscano Longjumeau en un viaje hacia 0riente al pueblo de los ‘tártaros’ (en realidad mongoles) para tratar de descubrir alguna huella de ese Preste Juan. 

Marco Polo había descrito como cristiano a un gran emperador mongol kan Yeliutashi que reinó en Kara-Kitái desde 1126 hasta 1144 de la era cristiana. Deduciendo que los habitantes de Kara-Kitái eran los keraitos, cristianos seguidores de la antigua herejía de Néstor, condenada en el concilio de Efeso, y que defendía que las dos naturalezas de Jesús, la humana y la divina, estaban rígidamente separadas, identificó al kan Yeliutashi como un kan cristiano. 

La leyenda del Preste Juan contaba con bases reales, incluso más de las que se podrían haber esperado sus originales impulsores en Occidente, pues ciertamente había cristianos (nestorianos) en Asia.

En 1141 el sultán selyúcida Sanjar fue derrotado por los keraitos, tribu mongola que contaba entre sus filas a muchos cristianos nestorianos. Los keraitos fueron los principales aliados de Gengis Kan hasta que éste se enfrentó a ellos y los derrotó a principios del siglo XIII. Sin embargo, no los exterminó sino que prefirió mezclarse con ellos, de tal manera que las mujeres keraitas, que eran todas cristianas nestorianas, se casaron con los descendientes de Gengis Kan. Esta influencia del cristianismo nestoriano y la situación geográfica hicieron del Islam el principal enemigo de los mongoles, quienes de hecho llegaron a ser potenciales aliados de los cristianos.

De ahí que la esperanza cristiana era contactar con ese poder oriental, llamado Preste Juan, (descendiente de Gengis Kan), más o menos cristiano, para combatir al Islam. Parte de esas esperanzas parecieron cumplirse cuando en 1218 el principal sultanato islámico en Asia, Karhezm, quedó destruido bajo las hordas de Gengis Kan. A esto, se añadirían los ataques mongoles sobre territorio islámico desde 1224 en adelante. 

Sin embargo, para aquel entonces, los cristianos ya habían empezado a temer al poderío mongol, pues el reino cristiano de Georgia había sucumbido a manos de los mongoles, y desde 1237 hasta 1241 la cristiandad occidental había sufrido también devastadores ataques mongoles en Rusia, Polonia y Hungría.

Es pues en 1242 cuando los mongoles, que hasta entonces se había considerado como las tropas de Preste Juan, pasaron a ser considerados como una amenaza inminente para la Cristiandad.

Sin embargo, los poderes occidentales aún pensaban que debía existir un Preste Juan, o un descendiente suyo con el que tratar. Se enviaron emisarios tanto en su búsqueda como en la recopilación de más información sobre los mongoles.

1249 pudo haber sido el fin de Preste Juan, pero la leyenda aún pervivió. Así, los portugueses de principios de s. XV continuaron buscándole, esta vez ya no en India sino en su camino hacia la India, es decir, en Etiopía.

Cabe recordar que, entre las razones que se encuentran en el diario de Cristobal Colón para justificar su expedición hacia el Oeste (América) figuraba en primer plano la búsqueda de ese posible aliado en Oriente. O sea, ese Preste Juan, que ayudaría al rey Fernando el Católico en su soñada cruzada final para liberar Tierra Santa. 


MAG/27.12.2014

sábado, 20 de diciembre de 2014

Felices Fiestas




Estimados lectores del 'blog':

Aunque los que asistimos a la última clase del jueves tuvimos la oportunidad de felicitarnos en presencia de 'un rey mago', con mi 'Xmas' familiar digital reitero mis deseos de paz y felicidad en estos días, desde la Navidad occidental hasta la oriental, y de un buen año no sólo académico sino lleno de salud y otras cosas buenas.

Manuel Avendaño

domingo, 14 de diciembre de 2014

Néstor el Cronista



Néstor el Cronista nació en Kíev en 1056. A los 17 años ingresó en la "Laura de las Grutas”, núcleo inicial del monasterio, primero fundado en la Rus de Kíev, por San Teodosio, al que acudieron varios ermitaños que vivían en abrigos naturales de las riberas del Dnieper. La nueva institución iba a convertirse pronto en el centro intelectual de Kiev. La Laura (o gran monasterio ortodoxo) es un conjunto arquitectónico excepcional cuya edificación duró nueve siglos.

El monje Néstor escribió la vida de San Teodosio, así como las "Vidas de Borís y Gleb”. Sin embargo, su fama proviene de la Primera Crónica de los Eslavos del Este (Повѣсть времѧньныхъ лѣтъ), conocidas como Crónicas de Néstor.

Su relato comienza con el diluvio universal, a la sazón inicio habitual de los cronistas cristianos, y en él se aprecia un buen conocimiento de otros historiadores bizantinos como Juan Malalas y Jorge Hamartolus el Monje. Según Néstor toda la historia universal es la antesala de la aparición de la gracia divina y el pueblo eslavo es el portador de esta misión. Según su relato, San Andrés recorrió la región situada al norte del Mar Negro, llegando hasta el río Dniéper.

Las Crónicas de Néstor, escritas en Kíev allá por el año 1113, constituyen el único testimonio escrito de la más temprana historia del pueblo eslavo de Oriente desde el año 850 hasta el 1110. Son también la primera muestra de la antigua literatura eslava oriental. Incluyen muchas leyendas así como fragmentos de antiguos poemas épicos o bylinas.

En su primera parte la Crónica narra las anécdotas de la llegada de los hermanos varegos; la fundación de Kíev; la muerte en 822 de Askold y Dir por Oleg; la muerte de éste en 912 por la picadura de una serpiente escondida en la calavera de su caballo; la venganza de Olga, esposa de Igor, contra los drevlianos que habían asesinado a su marido; la labor de los santos Cirilo y Metodio entre los pueblos eslavos; y la conversión al cristianismo de la Rus de Kíev por mandato de Vladimiro el Grande.

Si bien como testigo presencial sólo pudo escribir acerca de los reinados de Vsélovod I y Svyatopolk II (1078-1112), se apoyó en los testimonios de Giurata Rógovich de Nóvgorody y el noble Yan Vyshátich para escribir de otras épocas y regiones. Muchos de los detalles etnológicos mencionados por Néstor son de gran importancia para los estudios actuales.

La opinión moderna es que la crónica de Néstor es una mezcla de distintos autores, y que se le atribuye ya sea porque escribió la mayor parte o porque compiló los fragmentos.

Néstor falleció en 1114 siendo enterrado en las grutas próximas al monasterio. La iglesia ortodoxa lo declaró santo. Ucrania rinde homenaje anualmente a Néstor el Cronista adornando con flores sus monumentos en el Día de la Lengua y la Escritura.



MAG/15.12.2014

lunes, 8 de diciembre de 2014

Ígor Svyatoslavich y su derrota



Ígor Svyatoslavich (Игорь Святославич), llamado el Valiente, nació en Novhorod-Siverskyi el 3 de abril de 1151, como príncipe de la Rus de Kíev de la dinastía de Rurik. Fue príncipe de Putivl, de Novgorod-Seversk y de Chernigov.

Era el primogénito de Svyatoslav Olegovich, y de su segunda esposa Catherine. Fue bautizado con el nombre de Yury en homenaje al príncipe Yury Vladimirovich de Suzdal, pero en palacio se le dio el mismo nombre, Ígor, de su hermanastro fallecido.

A la muerte de su padre, su hermanastro Oleg Svyatoslavich tomó el control de Novgorod- Severskiy e Ígor se quedó con el principado de Putivl.

Ígor se casó a los 18 años con Yaroslavna, hija del príncipe Yaroslav Volodimerovich Osmomysl de Halich.

En junio de 1171 los polovcanos o cumanos, dirigidos por los Khanes Kobyak y Konchak, atacaron las ciudades a la orilla del río Ros, e Ígor reaccionó lanzando sus tropas o druzhina contra los invasores, que fueron derrotados sufriendo grandes pérdidas en batalla. Para festejar la victoria Ígor y sus huestes se encaminaron a Vyshgorod para visitar la cripta de los santos hermanos Boris y Gleb.

Las crónicas narran los éxitos de la envidiable carrera militar de Ígor Svyatoslavich contra los nómadas polovcanos y una sola derrota en el río Kayala, con la que paradójicamente quedó inmortalizado en el ‘Cantar de la hueste de Ígor’.

Ocurrió en 1185. Fue el 23 de abril cuando Ígor Svyatoslavich inicia una nueva campaña contra los polovcanos. Una semana más tarde tuvo lugar un eclipse solar que fue considerado como un mal presagio. 

A orillas del río Oskol Ígor Svyatoslavich se detiene y espera la llegada de su hermano Vsévolod lo que ocurrió el 5 de mayo. Las tropas de ambos se ponen en camino hacia los campamentos polovcanos creyendo que éstos no habían advertido su avance. Sin embargo los exploradores de la Rus comunican a sus jefes que los polovcanos han descubierto ya las tropas de los hermanos Svyatoslavich, quienes se cuestionan si es mejor retirarse o atacar cuanto antes. Ante el riesgo de ser mofados en un regreso precipitado y tachados de cobardes por sus propias gentes, deciden avanzar durante la noche confiando en que a los polovcanos no les habría dado tiempo para recibir refuerzos.

Al mediodía del 10 de mayo se producen las primeras escaramuzas a favor de las tropas de la Rus. Envalentonadas éstas, dividen sus fuerzas, yendo un grupo tras los polovcanos que huyen y el resto descuidando el avance mientras aminoran la marcha. Regresa el grupo perseguidor y la totalidad de las tropas de la Rus. Tras el castigo infligido a los polovcanos, Ígor Svyatoslavich propone una retirada durante la noche, a la vista del contingente de tropas nómadas enemigas. Sin embargo Svyatoslav Olgovich, que comandaba la caballería, se opone por el cansancio de sus corceles tras las escaramuzas a lo largo de la jornada. Finalmente deciden descansar durante la noche. 



Al amanecer del 11 de mayo los de la Rus descubren que están rodeados por los polovcanos. Comienza la batalla final que ganan éstos, apresando a los príncipes Ígor Svyatoslavich, que resultó herido, y Vsévolod Svyatoslavich. Sólo pudieron escapar 15 soldados de la Rus, que llevaron la noticia de la derrota al gran príncipe Svyatoslav Vsevolodovich. 

Los polovcanos reunieron a todas sus tropas con el objetivo de atacar las ciudades de la Rus. El Khan Koza sitió Putivl pero no logró traspasar sus murallas, aunque sí causó grandes daños por pillaje y fuego en los campos y poblados extramuros. Entretanto el príncipe Ígor Svyatoslavich permanecía bajo vigilancia de veinte polovcanos en el campamento del Khan Konchak, permitiéndosele practicar la caza con halcones. Cuenta la crónica que uno de los soldados que le vigilaban le ofreció ayuda para su huída, lo que consiguió deslizándose de su tienda al atardecer mientras el resto de los guardianes se entretenían jugando.

Tras llegar a Novgorod Severskiy, Ígor visitó a su primo Yaroslav II Vsevolodovich en solicitud de ayuda militar y apoyo para conseguir los rescates de los príncipes cautivos por los polovcanos. En 1188 Vladimir Yaroslavich fue liberado y regresó con la hija de su captor el Khan Konchak. 

En 1196 muere Vsévolod Svyatoslavich e Ígor sube al trono de Kíev, que ocupará hasta su muerte en 1202.

Existen evidencias arqueológicas que a su regreso Ígor Svyatoslavich mandó construir en Novgorod Severskiy nuevas fortificaciones y la catedral de San Salvador en el Monasterio de la Transfiguración, y en Putivl la iglesia de piedra.



MAG/09.12.2014