viernes, 20 de mayo de 2016

Marina Ivanovna Tsvetáyeva



Marina Ivanovna Tsvetáyeva (Мари́на Ива́новна Цвета́ева) nació en 1892 en Moscú. Su padre era profesor de Bellas Artes y fundador del Museo Pushkin de Moscú; su madre, de ascendencia polaca y alemana, concertista de piano. En 1902 la familia se trasladó al pueblo costero de Nervi, cerca de Génova, en busca de un clima más cálido para curar la tuberculosis de la madre que, inevitablemente, fallecería poco después. En Nervi había una colonia de revolucionarios rusos, que ejercieron influencia en el pensamiento de la joven Marina de 14 años.

En 1904 Marina fue enviada a un colegio en Lausanne, donde aprendió francés, alemán e italiano. Abandonó sus clases de piano, que habían sido impuestas por su madre, y se entregó a la poesía. En 1908 estudió Historia de la Literatura en la universidad de la Sorbona y, a los 18 años de edad, publicó su primer libro de poemas “Album de la tarde”, abandonando la escuela antes de terminar los estudios. 

En esa época surgiría el simbolismo en la poesía rusa, que fue impregnando buena parte de su obra, siguiendo la estela de Andrei Beli y de Aleksandr Blok. Fue, sin embargo, el poeta y crítico Maximilian Voloshin quien apreciaría la poesía de Marina y, tras conocerla, se convirtió en su amigo y mentor. Marina frecuentaba la casa de Voloshin en el Mar Negro, lugar de encuentro y fuente de inspiración de escritores, poetas y artistas. Fue allí donde Marina conoció y sintió una profunda admiración por las obras de Aleksandr Blok y de Anna Ajmátova. No sería hasta los años 40 cuando conoció a Anna y nunca llego a ver a Aleksandr.

Vistaba también la casa de Voloshin un joven cadete de la academia de oficiales de nombre Serguei (Seryozha) Yakovlevich Efron, hijo de una familia ruso-judía. Marina, de 19 años, y Serguei, de 18, se enamoraron, casándose en 1912, en el mismo año en que el zar Nicolás II inauguraba el Museo Pushkin de Bellas Artes, cuyo fundador era precisamente Ivan Vladimirovich Tsvetáyev. 

En ese mismo año se publica su segundo libro "La lámpara maravillosa", dedicado a su marido. En 1913 "De dos libros” y en 1915 "Poemas de juventud”.

En 1914 Serguei Efron se unió al Ejército Blanco y Marina Tsvetáyeva durante la guerra civil estuvo separada de él hasta que Efron fue destinado a Moscú como oficial en 1917. Esos años de separación los describe en sus diarios titulados "Signos terrenales".

Ella mantuvo una corta relación con Ósip Mandelstam y otra más larga con la poetisa Sofía Parnok, siete años mayor que ella. En "Historia de una dedicatoria" y "Poemas de Moscú”, escritos en 1916 describe su mutuo enamoramiento con Mandelstam. 

Las relaciones entre ambas poetisas afectaron profundamente el estilo de Tsvetáyeva como se aprecia en ‘La Novia’ y ‘La Equivocación’. 

Hasta la Revolución, Marina y Serguei pasaron los veranos en Crimea, donde nacieron sus hijas Ariadna (Alya) e Irina.

De 1917 a 1922 escribe seis piezas de teatro y tres libros de poemas "Versti II", "El campo de los cisnes" y "Oficio".

Durante la hambruna en Moscú, y sin familia a la que recurrir, Tsvetáyeva carecía de recursos para mantener a sus hijas. Y en 1919, creyendo erróneamente que en un orfanato iban a estar mejor alimentadas, allí dejó a sus hijas. Cuando enfermó la hija mayor la sacó del orfanato, donde poco después moriría la más pequeña. Esta muerte le causó un inmenso pesar y remordimiento. Decía que Dios la había castigado.

Marina fue testigo excepcional de la Revolución Rusa que rechazaba visceralmente. Fue en los trenes cuando se encontró con la gente del pueblo y le causaba espanto notar su ira y la violencia.

Entre 1917 y 1922 escribió seis obras en verso y poemas narrativos. En “El Campamento de los Cisnes” escribió un poema épico sobre la guerra civil, alabando a quienes lucharon contra los comunistas. El ciclo de poemas comienza a modo de un diario con la abdicación de Nicolás II en marzo de 1917 y termina en 1920 con la derrota del Ejército Blanco anticomunista. Los cisnes del título son los voluntarios del Ejército Blanco, como su marido. 

Tres años más tarde, la familia Efron se exilió en Berlín, donde Tsvetáyeva escribió algunos de sus mejores versos en Remeslo y Posle Rossii, en los que reflejaba su vida de pobreza mientras añoraba Rusia y la historia de sus gentes. Se trasladaron a Praga, donde nació su hijo Gueorgui (Mur), y finalmente en 1925 a París, donde residieron los 14 años siguientes.

Tsvetáyeva no se encontraba cómoda entre los antiguos burgueses del círculo parisino de escritores rusos. Aunque había escrito poemas encendidos en favor del Ejército Blanco, los emigrados parisinos consideraban que su anti-sovietismo no era suficiente. La criticaron especialmente por una carta de admiración al poeta soviético Vladimir Mayakovski y, a partir de entonces, el periódico ‘Las Últimas Noticias', donde solía publicar sus versos, le cerró sus páginas.

Tras años de privación y exilio, los contactos con poetas y en particular la princesa georgiana Salomea Andronikova le ayudaron a subsistir. Se escribía con Rainer Maria Rilke y Boris Pasternak, y dedicó algunos de sus poemas a Anna Ajmátova.

A  Ajmátova

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.

Versión de Monika Zgustová

Y entretanto Serguei Efron empezaba a simpatizar con los soviéticos y echaba de menos Rusia. Empezó a prestar servicios ocasionales a la NKVD, Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (antecesora del tristemente famoso KGB). Enfrentándose a su madre, se hija se alineaba con su padre y regresó a la Unión Soviética en 1937. Poco después, Efron tuvo que huir de Francia acusado por la Policía francesa de participar en el asesinato del desertor soviético Ignaty Reyss. Evidentemente, las autoridades francesas interrogaron a Tsvetáyeva, pero sus respuestas eran tan confusas que la dejaron libre, aunque bajo vigilancia, al conocerse que muy probablemente Efron también había intervenido en el asesinato del hijo de Trotski. Fue entonces cuando parece que Marina descubrió que su marido era un espía. 

En 1939 alarmada por el ascenso del nazismo, Marina escribe ‘Versos a Chequia’ y decide regresar a Moscú con su hijo, ignorando que para Stalin todo exiliado era sospechoso. Tsvetáyeva encontró todas las puertas cerradas, los escritores soviéticos se negaban a ayudarla y malvivía con algunas traducciones de poesías.

Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!...

Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.

Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.

Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.

Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.

No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.

(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!

Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.

Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.

Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.

Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...

Versión de Severo Sarduy

Su marido e hija fueron acusados de espionaje por el novio de ésta, agente de la NKVD. Serguei Efron fue fusilado en 1941 y Alya enviada a la cárcel durante ocho años. 

Ante la invasión alemana, los escritores soviéticos y sus familias fueron evacuados a Chistopol, pero Marina Tsvetáyeva y su hijo fueron trasladados a Yelabuga, donde ella no tenía medios para subsistir. Viajó a Chistopol en busca de trabajo, y presentó una solicitud para el puesto de camarera de la cantina del Fondo del Sóviet de la Literatura, que fue rechazada y en consecuencia expulsada de Chistopol. Tuvo que regresar a Yelabuga, donde el 31 de agosto de 1941 desesperada se ahorcó. Marina Tsvetáyeva dejó la siguiente nota para su hijo Gueorgi (Mur): “Perdóname, pero seguir sería peor. Estoy gravemente enferma, ya no soy yo. Te quiero con todo mi cariño. Por favor te pido que me entiendas que así ya no podría vivir. Diles a papá y a Alya, si los vuelves a ver, que los he querido hasta el último momento de mi vida, y explícales que me he encontrado atrapada”. 

Al conocer la noticia del suicidio de Marina Tsvetáyeva, muchos de sus amigos se sintieron culpables. Pasternak pensaba que la había fallado personalmente, pues ella había sido su musa. Se conservan 19 cartas de ella y 84 de él.

A Boris Pasternak

Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado 
nos han ¡y qué bien estamos 
en los lejanos horizontes!

Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron 
sin saber lo que destruían: la unión total.

De suspiros y tendones 
nos malquistaron, nos esparcieron 
y exfoliaron. 
Muro y foso. 
Separados, como las águilas.

Conspiradores y lejanías? 
No nos desbarataron; nos perdieron 
por los tugurios de las latitudes: 
disgregados como huérfanos.

¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!

24 de marzo de 1925

Versión de Carlos Álvarez

Corrieron rumores de que agentes de la NKVD habían entrado en la casa de Marina Tsvetáyeva y la habían obligado a que se ahorcase. Fue enterrada en el cementerio de Yelabuga aunque no se conoce la localización exacta de su tumba.

Su hijo se presentó como voluntario para combatir con el ejército soviético en el frente oriental durante la II Guerra Mundial y falleció en combate en 1944. Y su hija Ariadna (Alya), tras pasar 16 años presa en distintos campos de trabajo, fue liberada en 1955, -tras la muerte de Stalin en 1953-, cuando fueron retiradas las acusaciones contra Serguei Efron y su hija.

En la ciudad de Yelabuga la casa donde residió Marina Tsvetáyeva es actualmente un museo a ella dedicada. En 1982 la astrónoma soviética Lyudmila Georgievna Karachkina bautizó con el nombre de '3511 Tsvetáyeva' un planeta menor. Y en 1989 la Academia Rusia de Ciencias botó un buque en Gdnya (Polonia) con el nombre de Tsvetáyeva, que en la actualidad opera como buque turístico en las regiones polares.

Pese a todas sus desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) Tsvetáyeva  dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía, que se salvó de la destrucción y del olvido gracias a su hija Ariadna Efron. En 2009 se publicó una recopilación bajo el título de ‘No hay amor sin poesía’.

En la Unión Soviética permaneció casi inédita la obra de Tsvetáyeva hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se la empezó a conocer a través de la publicación de literatura en hojas clandestinas. 

"Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvetáyeva ('leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza'), pero se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta 1961 cuando se reeditó gran parte de la obra de Tsvetaeva, que fue muy bien recibida por la crítica al descubrir una poesía apasionada, de sintaxis inusual pero precisa, y que al mismo tiempo jugaba con un lenguaje atrevido. Su lírica, que choca con el relato de los tiempos de terror que Tsvetáyeva padeció y que muestra hasta dónde puede descender la condición humana, es paradójicamente un gran tesoro de literatura rusa como uno de sus poetas de más renombre en el siglo XX. Su ruptura con el mundo, tanto por su visión como por su estilo, es algo único en la poesía rusa hasta hoy. 



MAG/20.05.2016

lunes, 16 de mayo de 2016

Ósip Mandelstam, uno de los fundadores del acmeísmo



Ósip Emílievich Mandelstam (Осип Эмильевич Мандельштам, nacido Иосиф Эмильевич Мандельштам: Iósif Emílievich Mandelshtam). [Varsovia (Imperio ruso), 1891 - Vladivostok (Unión Soviética), 1938]. Su padre, prestigioso comerciante judío-polaco, y su madre, profesora de piano, lo educaron en el famoso colegio privado Tenishev de San Petersburgo, luego en Paris y más tarde en Alemania donde estudió literatura en la Universidad de Heidelberg. De regreso a Rusia, estudió Filosofía, carrera que dejó inconclusa para dedicarse a la literatura. Permaneció en la Unión Soviética tras la Revolución y escribió poesía hasta 1925.

Junto con Gumiliov y Anna Ajmátova, de la que fuera su amante, Ósip Mandelstam formó parte del movimiento acmeista, del griego άκμή (cima), que en sentido figurado significa el momento en que algo alcanza su máximo esplendor. Esta grupo de escritores reunidos en torno a la revista “Apolo” y a la creada editorial “Acmé”, tomó del movimiento simbolista el gusto por la cultura europea y la mitología occidental, así como una determinada conciencia histórica, una dimensión ética y sensibilidad poética, pero se alejaba del simbolismo al apoyar la precisión y la concisión en la poesía.

Mandelstam definía el “acmeismo” como “nostalgia de una cultura mundial” y en su principal manifiesto poético, el poeta reivindica, frente a los 'futuristas' rusos encabezados por Mayakovski y Pasternak, su compromiso con la creación poética capaz de dar cuenta de la realidad social e ideológica de la época soviética. Sus versos saludaron con moderado entusiasmo los primeros escarceos de la revolución rusa para oponerse, más tarde, a la deriva tiránica y a sus signos de barbarie, con lo que él definió como poesía cívica contra el poder. Lingüística y sintácticamente, la extensa poesía de Mandelstam contraviene el instinto de conservación no sólo vital, sino también estético.  

De Mandelstam destacan los libros de poemas "La piedra" (1913) y "Tristia" (1922) y en prosa: ‘El rumor del tiempo’, ‘La cuarta prosa’, ‘El viaje a Armenia’, ‘De la poesía’ y ‘Coloquio sobre Dante’. 

A Osip Mandelstam le costó la vida un epigrama contra Stalin, cuya traducción al español por José Manuel Prieto, se transcribe a continuación:

EPIGRAMA CONTRA STALIN

Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,
nuestras palabras no se escuchan a diez pasos.
La más breve de las pláticas
gravita, quejosa, al montañés del Kremlin.
Sus dedos gruesos como gusanos, grasientos,
y sus palabras como pesados martillos, certeras.
Sus bigotes de cucaracha parecen reír
y relumbran las cañas de sus botas.

Entre una chusma de caciques de cuello extrafino
él juega con los favores de estas cuasipersonas.
Uno silba, otro maúlla, aquel gime, el otro llora;
sólo él campea tonante y los tutea.
Como herraduras forja un decreto tras otro:
A uno al bajo vientre, al otro en la frente, al tercero en la ceja, al cuarto en el ojo.
Toda ejecución es para él un festejo
que alegra su amplio pecho de oseta.

Este poema satírico le valió ser arrestado y condenado a tres años de destierro en los Urales tras la intervención personal de Stalin, quien interrogó previamente a Borís Pasternak sobre la valía de Mandelstam como escritor y decidió que no se le ejecutara. En su destierro el poeta intentó suicidarse. Posteriormente lo trasladaron a Voronezh, donde escribió "Los cuadernos de Moscú" (1935) y "Los cuadernos de Voronezh" (1937). 

A pesar de que fue puesto en libertad en este último año, su instinto de conservación ya había cedido ante su propia estética y siguió escribiendo poemas que irritaban al régimen stalinista, lo que provocó una nueva condena en 1938 de cinco años a trabajos forzados a Kolymá, donde nunca llegó pues se supone debió fallecer el 27 de diciembre de 1938 en un campo de tránsito cercano a Vladivostok (Siberia).

La poesía de Mandelstam fue milagrosamente conservada por Nadiezhda, su mujer, autora de dos libros “Contra toda esperanza” y “Libro segundo”, en los que cuenta las trágicas experiencias que vivió con el poeta durante los años del terror. Memorizó sus poemas para que no se los tragara el olvido y, gracias a ella, Ósip Mandelstam está considerado como uno de los poetas rusos más importantes del siglo XX.

En 1956, bajo el régimen de Jruschov, fueron anuladas las acusaciones de 1938 contra Ósip Mandelstam y finalmente en 1987 la figura del poeta fue completamente rehabilitada durante el mandato de Gorbachov.


MAG/16.05.2016

sábado, 7 de mayo de 2016

Mariscal Mijaíl Nikoláyevich Tujachevski




Mijaíl Nikoláyevich Tujachevski (Михаи́л Никола́евич Тухаче́вский) nació en Penza (cerca de Smolensko) en 1893 en el seno de una familia aristocrática rusa de origen lituano. 

Ingresó en la Academia Militar, graduándose en 1914. Durante la Primera Guerra Mundial fue hecho prisionero en 1915 e internado en Alemania. Como intentó fugarse en cuatro ocasiones, los alemanes optaron por encerrarlo en la fortaleza de Ingolstadt, donde coincidió con otro oficial francés llamado Charles de Gaulle. Ambos consiguieron fugarse y Tujachevski regresó Rusia en febrero de 1917 donde habían tomado el poder los bolcheviques. 

A instancias de un compañero, en la primavera de 1918 ingresó en el Partido bolchevique y luego, como otros oficiales que habían servido al zar, se alistó en el Ejército Rojo, que contaba con pocos oficiales profesionales. Tujachevski consiguió ascender rápidamente, gracias a sus dotes como organizador. En poco tiempo, consiguió formar una unidad militar digna de ese nombre y expulsar a las tropas del Ejército Blanco de la zona que ocupaban en Simbirsk.

A los 26 años fue ascendido a general durante la guerra civil (1919). Dirigió la guerra contra Polonia en calidad de jefe del Frente Occidental del Ejército Rojo, que los dirigentes comunistas consideraban el más importante. Esta guerra era la primera meta de la llamada revolución permanente, que se proponía implantar el comunismo en toda Europa. Los polacos movilizaron todas sus fuerzas y derrotaron a los bolcheviques en el río Vístula. Tujachevski atribuyó la culpa por la derrota a Stalin que en aquel entonces no era todavía un hombre todopoderoso. Tujachevski tuvo que rehabilitarse tras la derrota del Ejército Rojo en Polonia y logró recuperar la confianza al reprimir la rebelión en la base naval de Kronstadt, cerca de San Petersburgo, en marzo de 1921 ahogando en sangre la rebelión de 20.000 soldados y marineros de la fortaleza de Kronstadt, en San Petersburgo, que exigían que los bolcheviques dejasen el poder. Después sofocó una rebelión antibolchevique de campesinos en la provincia de Tambov.

Debido a la rápida represión de los levantamientos en la última etapa de la Guerra Civil Rusa, Tujachevski pudo ascender rápidamente en la jerarquía militar, desde comisario del pueblo (ministro) adjunto para Asuntos Militares y Navales de la URSS, a comandante del Distrito Militar de Leningrado (actual San Petersburgo), luego jefe adjunto del Comité Militar Revolucionario de la URSS, y después nombrado de nuevo como el comisario del pueblo adjunto para Asuntos Militares y Navales de la URSS (comisario del pueblo para la Defensa desde marzo de 1934). Tujachevski trabajó en aumentar la capacidad combativa del Ejército soviético preparándole para una ‘guerra motorizada’.


Durante aquel período, Tujachevski fue uno de los promotores de la llamada operación ‘Primavera’ -una purga masiva contra los oficiales que anteriormente pertenecían al Movimiento Blanco y se adhirieron a las filas del Ejército Rojo- que se llevó a cabo en 1930 y 1931. 

En calidad de miembro del comité central del partido comunista, Tujachevski defendió la intervención del ejército para imponer la revolución a otros países, y la creación de un estado mayor en el Komintern. Fue director de la Academia Frunze, jefe adjunto del estado mayor y vicecomisario de Defensa. En 1936 fue nombrado mariscal. 

Se considera que Mijail Tujachevski fue el autor de la teoría de "Operación Profunda”, fundamento de la estrategia bélica de la URSS en la época de la Gran Guerra Patria (la Segunda Guerra Mundial, 1941-1945) y la posguerra, que propugnaba la necesidad de lanzar una ofensiva en toda la profundidad de la línea de defensa del enemigo, romperla en varios puntos y emplear las unidades motorizadas para que un impulso táctico se convirtiera en un éxito. Tujachevski se pronunciaba a favor de iniciar de inmediato la fabricación en serie de armamento y material bélico, mientras que los líderes de la URSS proponían pasar a la fabricación masiva de armas de manera paulatina, a medida que se formase la respectiva base industrial y se fortaleciera la economía del país.

Tras la muerte de Lenin, Stalin copó los más altos cargos en el Estado y en el Partido bolchevique. Tujachevski se dedicó a la reforma del Ejército Rojo, preparándolo para una guerra moderna. Formó unidades de tanques, ensayó despliegues a gran escala de paracaidistas y abogó por un incremento de las fuerzas aéreas.

La actividad de Mijail Tujachevski y su aspiración al liderazgo en el Ejército provocaban la suspicacia de muchos. El conflicto solía suscitarse entre el innovador Tujachevski y los conservadores Voroshílov y Budionni. Pero entre los opositores de Tujachevski habían personas a los que no se puede acusar de falta de formación. Se trata de los ex-coroneles del Ejército zarista, el mariscal de la URSS, Yegórov, y del comandante de primer rango, posteriormente mariscal, Sháposhnikov.

Pero muchos altos rangos del Ejército Rojo, incluido Ieronim Uborévich, apoyaban a Tujachevski, que criticaba activamente a Voroshílov  y a su entorno en presencia de Stalin. En verano de 1936 los partidarios de Tujachevski plantearon ante Stalin la posibilidad de cesar a Voroshílov  en su cargo de comisario del pueblo para la Defensa.

Es evidente que Stalin vacilaba durante mucho tiempo, haciendo elección entre dos ‘bandos’ de militares y eligió a Voroshílov  debido a su lealtad al líder de la URSS personalmente, a diferencia de Tujachevski.

Stalin temía que en una futura guerra Tujachevski lo eclipsase con su genio militar y lo desbancase del poder. La trama urdida por los nazis le facilitó el pretexto de eliminar al mariscal. Adolf Hitler dio su visto bueno a la campaña contra Tujachevski en diciembre de 1936. Los expertos nazis fabricaron documentos falsos sobre la supuesta traición del mariscal soviético utilizando su firma en un contrato de 1926 sobre cooperación técnica en aeronáutica con una firma alemana.

Los diplomáticos alemanes empezaron a difundir el rumor sobre una presunta conspiración contra Stalin, encabezada por Tujachevski, y sobre el interés del mariscal de concluir una alianza con la Alemania nazi. Los principales destinatarios de la desinformación eran el presidente checoslovaco, Edvard Beneš, y el ministro francés de Defensa, Édouard Daladier. Los nazis suponían que estos dos políticos no tardarían en transmitírsela a Stalin debido a sus buenas relaciones con la Unión Soviética.

A finales de 1936 llegó a Praga el alto funcionario del Tercer Reich, el conde Maximilian Trauttsmandorff. Vino para ofrecer a Checoslovaquia un pacto de no agresión. El presidente Beneš lo rechazó porque ya había tratados de alianza que ligaban Checoslovaquia a Francia y la Unión Soviética. En el trancurso de la falllida negociación, al conde Trauttmansdorff se le escapó que Hitler mantenía también otras negociaciones secretas. Los interlocutores del Führer eran, supuestamente, unos conspiradores antiestalinistas, liderados por el mariscal Tujachevski.

El rumor sobre la presunta conspiración llegó al presidente Beneš también de otra fuente. El mayor Josef Bartík, en aquel entonces jefe del contraespionaje militar checoslovaco, reveló en 1966 que el presidente Beneš había recibido del industrial alemán Fritz Thyssen la siguiente información: ”El Estado Mayor alemán dispone de información de que Tujachevski se empeña en obtener un acuerdo con los generales alemanes y con ayuda alemana llevar a cabo un golpe de Estado en la Unión Soviética”.

Bombardeado desde varias fuentes por esta desinformación, el mandatario checoslovaco se creyó que el mariscal Tujachevski preparaba una conspiración contra Stalin. Y Beneš comunicó inmediatamente a Stalin lo que había descubierto de la supuesta conspiración contra el líder soviético

Sin embargo, en los archivos checos y rusos no se han encontrado documentos escritos que lo prueben. Parece más bien que la denuncia directa de la supuesta traición de Tujachevski y de sus compañeros partió desde Francia.

En una recepción en marzo de 1937 el entonces ministro de Defensa francés, Édouard Daladier, advirtió al Embajador soviético en París que generales soviéticos y alemanes preparaban una conspiración con el fin de derrocar a Stalin a fin de que los nuevos dirigentes concluyesen un pacto con Alemania contra Francia.

Daladier transmitió al diplomático soviético la información que le había suministrado el servicio de inteligencia francés. Éste tomó por verdaderas las patrañas que habían puesto en circulación los expertos nazis al mando de Reinhard Heydrich. El Embajador soviético corrió al teléfono y transmitió a Stalin la desinformación fraguada por los nazis. El trágico destino del mariscal Tujachevski no tardó en consumarse. El 22 de mayo de 1937 fue detenido Tujachevski, acusado de conspiración militar trotskista y espionaje en favor de Alemania, en lo que se conoce como el Caso de la Organización Militar Trotskista-Antisoviética o también simplemente Caso Tujachevski. 

El 11 de junio de 1937 el Tribunal Supremo de la URSS acusó a Tujachevski, así como a comandantes de Ejército como Yaquir, Uborevich y Kork; comandantes de Cuerpo, Eideman, Putna, Feldman, Primakov, y al comisario del Ejército Yan Gamárnik, de traición a la Unión Soviética. Se les condenó a la pena capital. Fueron ejecutados de inmediato al día siguiente, salvo Gamárnik, que se había suicidado días antes, tras conocer su acusación.

A Tujachevski le juzgaron sus colegas: los mariscales Blucher y Budionni, los comandantes Shaposhnikov, Alksnis, Belov, Dibenko y  Kashirin. El proceso lo presidió el abogado de Ejército Ulrich. Y todos los participantes en el proceso, excepto Ulrich, Budionni y Shaposhnikov, fueron víctimas de las represalias masivas y fueron ejecutados en 1938.

Los expertos del servicio secreto alemán Sicherheitsdienst que habían llevado a cabo la campaña de desinformación contra Tujachevski, seguramente no se imaginaron que, después de la ejecución del mariscal Stalin, diezmaría a todo el colectivo de comandantes del Ejército Rojo.

Sólo la paranoia del dictador soviético puede explicar la colosal purga que afectó casi a la mitad del cuerpo de oficiales, es decir entre 20.000 y 35.000 militares. Entre 1937 y 1938 Stalin mandó ejecutar a 3 de sus 5 mariscales, a 13 de los 15 jefes de ejércitos, a 110 de los 195 comandantes de divisiones. Fueron sustituidos por oficiales novatos.

El 22 de junio de 1941 las tropas nazis invadieron la Unión Soviética. El país las enfrentó con un Ejército descabezado, sin sus mejores comandantes, ejecutados por Stalin. Después de la muerte del dictador, en 1953, el ex jefe del Estado Mayor soviético, Vasilevski, dijo al escitor ruso Konstantin Simonov: “Cuando Hitler optó por la guerra, jugó un gran papel en su decisión el hecho de que una considerable parte de nuestro cuerpo de oficiales había sido liquidada”. 


MAG/07.05.2016