sábado, 28 de noviembre de 2015

Apollon Nikolayevich Máikov




Apollon Nikolayevich Máikov (Аполло́н Никола́евич Ма́йков) nació en 1821 en Moscú en el seno de una familia aristocrática. Su padre era pintor y miembro de la Academia Imperial de Artes. Su madre amaba la literatura y llegó a publicar algunos versos. La infancia de Apollon transcurrió en la finca familiar a las afueras de Moscú, muy visitada por artistas y escritores. 

En 1834 la familia Máikov se trasladó a San Petersburgo donde el joven Iván Goncharov enseñó literatura rusa a Apollon y a su hermano Valerian. A los 15 años Apollon empezó a escribir poesía, que editaba en dos revistas, Copo de Nieve y Noches de Luna, escritas a mano, bajo el asesoramiento de Vladimir Benediktov, Ivan Goncharov y Pavel Svinyin.

En 1837 Apollon se matriculó en la Facultad de Derecho en la Universidad de San Petersburgo. Aprendió Latín y Griego clásico, lo que le permitió ejercer su pasión por la Antigua Roma y por Grecia.

Firmados solamente con la letra ‘M’, Apollon publicó sus primeros poemas en el Almanaque de Odessa y en la Biblioteka Dlya Chteniya, Otechestvennye Zapiski en el año 1840. Al año siguiente se inició en la pintura siguiendo el ejemplo de su padre, pero su tutor en la Universidad, Pyotr Pletnyov, mostró los poemas de Apollon a los escritores consagrados Vasily Zhukovsky y Nikolai Gogol, quienes animaron a que Apollon se concentrase en la poesía. 

En 1842 firmando ya como A. N. Máikov publicó su primera colección de poemas, muy bien recibidos por la crítica. Pyotr Pletnyov escribió: “Para mí suenan como las ideas de Delvig expresadas por Pushkin”. Vissarion Belinsky, a quien la familia Máikov tenía en gran consideración influenciados por Iván Gonchárov, calificó la primera parte del libro como un ciclo de versos al estilo de los epigramas en griego clásico y de las elegías tradicionales. Tanto éxito tuvo el libro, que el zar Nicolás I le otorgó un premio en metálico y Apollon Máikov pasó a ocupar un puesto destacado entre los poetas rusos de su tiempo.

Tras su graduación en la Universidad, Máikov ingresó en el Ministerio de Finanzas. Y poco después solicitó una excedencia de dos años para visitar Italia, cuya contemplación del valle de Roma a lomos de un caballo le inspiró para pintar y escribir ensayos de crítica de arte (Bocetos romanos), poemas antológicos y composiciones ambiciosas del genero épico como Savonarola, La Catedral de Clermont y La Confesión de la reina. Asimismo se atreve a crear retratos poéticos de los romanos contemporáneos tales como El mendigo, Capuchino y Lorenzo.

Viajó después a Francia, donde se matriculó en cursos de Literatura y Bellas Artes impartidos en la Sorbona y el Collège de France. Viajó también a Austria y Sajonia. De regreso a Rusia se encontró en Praga con Vaclav Hanka y Pavel Jozef Safarik, líderes del movimiento de resurgimiento nacional. Fruto de este largo viaje fue una disertación sobre las leyes del antiguo pueblo eslavo pronunciada en la Universidad.

Retrato de Solonitsyn pintado por A. Máikon


En 1844 Máikov se empleó como ayudante en la Biblioteca del Museo Rumyantsev de San Petersburgo, integrándose en la vida literaria de la capital. Publicó varios ensayos sobre literatura y bellas artes  en las revistas más prestigiosas como Otechestvennye Zapiski, Finsky Vestnik y Sovreménnik. Se inició como crítico revisando obras de Ivan Aivazovsky, Fiódor Tolstoi y Pavel Fedotov desde la perspectiva de la ‘escuela natural’.

En 1846 Máikov publicó en Peterburgsky sbornik (“La antología de San Petersburgo”) su poema Mashenka, en el que abandona la elegía y desciende a tierra. Belinsky anuncia la llegada de ‘un nuevo talento capaz de presentar la vida real en su verdadera luz’.

Su poesía se inspira a menudo en el paisaje de Rusia, su naturaleza y su historia. De su extensa obra destacan por su encanto ¡Primavera!, La pesca y Golondrinas.

Por otra parte, su amor por la Antigua Grecia y la Antigua Roma, que estudió constantemente a lo largo de su vida, también se refleja en su obra como fuente de la belleza.

A finales de 1840 Máikov escribe también en prosa. Entre ellas unas historias cortas al estilo de Gogol, El testamento del tío y La Anciana, que no tuvieron especial reconocimiento.

A algunos poemas de Máikov les pusieron música importantes compositores como Rimski-Kórsakov, Chaikovski o Nikolái Miaskovski. También colaboró en el libreto de la ópera Judit de Aleksandr Serov (estrenada en 1863).

Empleó cuatro años en verter al ruso moderno el poema épico Cantar de las huestes de Ígor (terminó su traducción en 1870). Tradujo obras folclóricas de Bielorrusia, Grecia, Serbia, España y otros países. También tradujo al ruso, entre otros, a Heine, Adam Mickiewicz, Longfellow y  Goethe.

Casi sin darse cuenta, Máikov se deja arrastrar por la vorágine de ideas y pasiones políticas, como se pone de manifiesto en la más original de sus obras, el poema titulado La Princesa.

Su gran amigo Fiódor Dostoyevski le escribe el 31 de diciembre de 1867 que hace tiempo que le ronda por la cabeza la idea de "representar un hombre totalmente bueno", pero que "le da miedo construir una novela a partir de ahí, porque es demasiado difícil. Nada más difícil, especialmente en nuestros tiempos". En octubre vuelve a escribir a Máikov: «La idea de El idiota se me ha escapado... pero estoy amargamente convencido que jamás he tenido una idea poética más bella y rica que la que me ha venido a la cabeza ahora con el plan de la cuarta parte».

Después de 1880 Apollon Máikov apenas escribió nada nuevo. Decide finalizar dos dramas líricos, probablemente sus obras maestras: Los Tres Muertos y Los Dos Mundos, cuyas ideas tenía esbozadas desde el regreso de su viaje por Italia. Este díptico dramático evoca, en el primero, la lucha del mundo greco-romano frente al mundo cristiano, presentando a tres representantes de la civilización pagana en su agonía: el poeta Lucano, el filósofo Seneca y el epicúreo Lucio, los tres condenados a muerte por Nerón como partícipes en la conjura de Pisón. Los heroes de Los Dos Mundos son el patricio Decio, que se envenena en su palacio durante una fiesta, y la tierna y dulce Lidia que personifica el genio del Cristianismo. Y entre los dos un Juvenal sin palabra. Un mundo de estatuas ante el brillo del mármol pulido pero de blandos contornos.

Los últimos años de su vida fue presidente del Comité de Censura, donde llevaba trabajando desde 1852.

Apollon Nikolayevich Máikov muere el 20 de marzo de 1897 en Petersburgo, a la edad de 76 años, siendo enterrado en el cementerio de Novodiévitchi.

Le fue otorgado el Premio Pushkin como uno de los escritores rusos más sobresalientes y principal representante del neoclasicismo poético.

MAG/27.11.2015


lunes, 23 de noviembre de 2015

Nikolái Alekséyevich Nekrásov



Nikolái Alekséyevich Nekrásov, (Николай Алексеевич Некрасов) nació en 1821 en la ciudad de Nemírov (hoy Vinnytsia Oblast, Ucrania). Su padre era un noble rural y oficial del ejército imperial ruso. Su madre una aristócrata polaca.

El joven Nekrásov se crió en la finca de su padre cerca del río Volga. Observaba los duros trabajos de los remeros y notaba la injusticia social patente en el comportamiento tiránico de su padre con la servidumbre, frustrado por su prejubilación del ejército. Las frecuentes borracheras del padre provocaban ataques de ira contra los campesinos y contra su propia esposa. Estas experiencias traumatizaron al joven Nekrásov quien se decantó por reflejar en sus poemas la situación de los campesinos y las mujeres en Rusia.

Nikolái Nekrásov asistió al Instituto en Yaroslav durante cinco años aunque con poco interés y provecho. En 1838 su padre decidió enviarlo a la academia militar de San Petersburgo. Un año más tarde el joven Nekrásov compatibilizó su carrera militar con sus estudios a media jornada como oyente en la universidad hasta 1841.

Durante las vacaciones de verano iba a cazar a la finca de su hermano en Karabikha, donde hoy existe el Museo Estatal de Literatura dedicado a Nekrásov.

El joven Nekrásov prefirió sus estudios universitarios, abandonando la carrera militar, lo que provocó la supresión de la ayuda paterna obligándole a vivir durante un tiempo en un refugio de vagabundos. Es en ese momento cuando comienza a publicar, bajo el seudónimo de N.N, sus primeros poemas ‘Sonidos’ y Ensueños’, de aire romántico ya algo trasnochado.

Escribió varios vodeviles que se estrenaron con éxito y buena crítica: ‘Lezna en saco mala es de guardar, moza casadera mala es de cuidar’, ‘El actor’, ‘El prestamista de San Petersburgo’, ‘Una mañana en la redacción’, ‘Tedio otoñal’.

Nekrásov hizo amistad con el critico de sus trabajos, Belinsky, quien lo contrató como editor junior, reconociendo pronto su talento como padre de la nueva métrica en la poesía rusa así como de la técnica del monólogo dramático. 

En colaboración con Stanitsky, Nekrásov escribió y publicó dos largas novelas pintorescas, ‘Tres países del mundo’ y ‘El Lago muerto’. En su poema “Hielo, nariz roja” Nekrásov despliega con elegancia sus recursos estilísticos para plasmar una imagen colorida y casi pictórica de la costa del Río Volga, donde pasó su infancia. Es una mirada al trabajo de los campesinos, un tema reincidente en su obra.

Entre 1843 a 1846 Nekrásov editó varias antologías, una de las cuales bajo el título de ‘Una Colección de Petersburgo’ incluía la primera novela epistolar de Dostoyevski, ‘Pobres gentes’. El propio Dostoyevski admiró la poesía de Nekrásov y lo incorporó a los círculos liberales de Belinsky y Nikolái Chernishevski (Ver la publicación del 16 de mayo 2015 en este ‘blog’). 

En 1846 Nekrásov tuvo un éxito notable al adquirir los derechos de publicación de varias revistas literarias, entre ellos la popular ‘Sovreménnik ("El contemporáneo"), fundada por Pushkin, donde colaboraron las plumas más importantes de las letras rusas, Fédor Dostoyevski, Iván Turgueniev y Leo Tolstoi, entre otros. ‘Sovreménnik’ se convirtió en el foro cultural de los escritores rusos. Durante los años 1850 y 1860 ‘Sovreménnik’ era la revista literaria de mayor circulación en Rusia, gracias en buena medida al talento de Nekrásov como editor, publicando las obras de los más prestigiosos escritores europeos de la época como Flaubert y Balzac, traducidos al ruso.



En 1860 la enfermedad crónica de pulmón que Nekrásov padecía se agravó, obligándole a pasar meses en la costa italiana. Entretanto Nikolái Chernishevski y Nikolái Dobroliúbov, que trabajaban en ‘Sovreménnik’, sesgaron la revista hacia posturas radicales, siendo Nekrásov acusado de tolerar que la revista fuese el vehículo de las críticas feroces de aquéllos contra la sociedad rusa. Turgueniev se negó a colaborar más con la revista. En 1862 el zar clausuró la revista y Nikolái Chernishevski fue encarcelado en la fortaleza de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo. 

Nekrásov escribió poemas dedicados a sus amigos. A Belinski, como el gran crítico literario, a Dobroliúbov, como ensayista muerto en la flor de la vida, y a  Chernyshevski, como el ideólogo de los socialistas populistas rusos.

En 1872 Nekrásov publicó ‘Las mujeres rusas’, auténtico canto de amor y exaltación dedicado a las esposas de los decembristas que acompañaron a sus maridos al exilio siberiano. El poema gira en torno a una mujer noble que ama intensa e incondicionalmente a su marido. La escena final describiendo la última cita en Siberia es una de las más impactantes y poéticas de la literatura rusa. En ‘¿Quién es feliz en Rusia?’ (1873-1876), Nekrásov narra la historia de siete campesinos a quienes se les pregunta si son felices y, aprovechando su insatisfacción, describe con rimas que imitan las canciones populares rusas, un vasto panorama de la Rusia rural, sus tradiciones, las penas y alegrías de sus gentes.

Escribió asimismo poemas para los niños como ‘El abuelo Mazái y las liebres’, ‘Los ruiseñores’ y ‘El tío Yúkov’.

En 1875, a Nekrásov, siempre de salud quebradiza, le diagnosticaron un cáncer intestinal. Sus amigos trajeron de Viena al mejor cirujano en aquellos tiempos, el Dr. Bilroth, cuya cirugía no curó su enfermedad sino que prolongó su agonía por dos años más.

Enfermo, escribió hermosas elegías y poesías líricas intimistas, en las que intenta resumir su vida, próxima a su fin: ‘Pronto moriré’, ‘Cómo se alegra mi enemigo’, ‘¿Por qué me desgarráis?’,  ‘Angustia y Elegía’.

Fallece en 1877, asistiendo a su funeral una gran multitud. Dostoyevski pronunció su elegía funeraria, destacando que Nikolái Alekséyevich Nekrásov había sido el mejor poeta desde Pushkin y Lermontov. Un grupo de jóvenes seguidores de Chernishevski gritó: ‘No, Nekrásov es mejor’, asociándolo a su causa revolucionaria.

Nekrásov no es de los rusos más leídos, sin embargo, hay en su poesía un tinte tan dramático, tan puro, tan infantil, que resulta tan representativo de la cultura rusa. El propio Rajmáninov compuso su cantata ‘Primavera’ inspirándose en ‘Ruido Verde’, un poema magnífico de Nekrásov como homenaje al comienzo de la primavera, pero también al florecimiento de las artes en Rusia.


MAG/23.11.205









domingo, 15 de noviembre de 2015

Nikolái Mijáilovich Karamzín



Nikolái Mijáilovich Karamzín (Никола́й Миха́йлович Карамзи́н) nació en Mijailovka, provincia de Simbirsk, el 1º de diciembre de 1766. Fue educado en su propio hogar hasta los 14 años en que se trasladó a Moscú para ingresar en su universidad. Tras su graduación se incorporó al ejército, donde permaneció sólo un año. 

En 1784 se estableció en Moscú entrando en contacto con el prestigioso círculo intelectual liderado por el publicista Novikov, defensor de la Ilustración, tan boga en Europa. Karamzín se deja influir por la Ilustración y por la Masonería, a la que pertenecían la casi totalidad de los intelectuales rusos de la época.

De gran importancia para Karamzín fue la obra y la amistad de uno de sus antiguos profesores en la universidad, Kherashov, también masón, quien lo introdujo en el culto de la amistad emocional,  muy popular en su tiempo.

Karamzín comenzó su carrera literaria como periodista y traductor. Leyó a los escritores contemporáneos de moda como Jean-Jacques Rousseau, Samuel Richardson, Laurence Sterne, James Thomson y Edward Young. 

En mayo de 1789 decide conocer Europa y se detiene lo largo de un año en las ciudades de Berlín, Leipzig, Ginebra, París y Londres.

A su regreso a Moscú empezó a publicar por entregas en la 'Revista' moscovita el relato de su viaje bajo el título “Cartas de un viajero ruso”, escrito en un tono sentimental y romántico al estilo de Laurence Sterne e influenciadas por “La nueva Eloísa” de Jean-Jacques Rousseau. 

En 1792 Karamzín se retiró al campo, donde preparó algunas narraciones que revelan la influencia de la novela lacrimosa inglesa, entre ellas la celebérrima “La pobre Liza”, cuento de amor y suicidio, verdadero ejemplo de la nueva sensibilidad que acompañó la obra de Karamzin y que fue fuente de inspiración para un gran número de escritores del sentimentalismo o pre-romanticismo literario ruso. Los méritos de Nikolái Karamzín y la escuela sentimental rusa consistieron en la descripción del hombre y su vida cotidiana y en la introducción de sentimientos humanos en la literatura, tales como los fracasos amorosos y otras temáticas melancólicas. Karamzín ejerció gran influencia en Zhukovsky, Batyushkov y Pushkin.

Precisamente Karamzín, Zhukovsky y sus seguidores crearon una sociedad literaria de nombre ‘Arzamas’ que defendía un lenguaje ruso más evolucionado frente otra escuela denominada ‘Conversaciones para los amantes de la palabra rusa’, liderada por Shiskhov e integrada por arcaístas. Era un duelo literario entre una prosa elegante y fluida, modelada por frases cortas al estilo de los escritores franceses, y otra con largos párrafos de la antigua escuela eslava.

En 1796 Karamzín publicó una antología de poetas rusos, y al año siguiente acabó una recopilación de obras cortas de los autores extranjeros más reconocidos de la antigüedad y contemporáneos, traducidas al ruso, que denominó “El Panteón”. La censura excluyó a Cicerón, Salustio y otros clásicos. No obstante, Karamzín, reinando Pablo I, era generalmente reconocido como la figura literaria más importante de su generación. 

En 1802, al iniciarse el gobierno de Alejandro I, Karamzín empezó a publicar la revista mensual “El mensajero de Europa”, una de las de mayor contenido en el siglo XIX, que desvelaba ya la tendencia del escritor a pasar de la literatura a la política y a los estudios históricos. En 1804 abandonó la revista al ser nombrado historiador de la Corte del zar Alejandro I. Se trasladó a San Petersburgo en 1816 para dedicarse a la preparación de la gran obra a la que su nombre quedó luego vinculado, “La Historia del Estado Ruso”, cuyos ocho primeros tomos aparecieron en ese año y alcanzaron un éxito verdaderamente clamoroso, debido quizás, en parte, a la actitud singularmente ecléctica del historiador, que se debatía entre las aspiraciones liberales de la época y su propia fe en la tradición rusa. Convertido en un clásico de la historiografía rusa, esta obra inacabada es una relación llena de color, pero un tanto parcial, de la historia política de su país.

Los tres últimos volúmenes de la obra fueron publicados en el curso de los años siguientes, cuando ya en Europa iban apareciendo las primeras traducciones de los tomos anteriores. A pesar de la formación occidental de Karamzín, la visión patriótica y chovinista de “La Historia del Estado Ruso” debe entenderse como consecuencia del impacto de la Revolución Francesa y de las guerras napoleónicas.

Las estrechas relaciones de Karamzín con el emperador fueron motivo de una memoria política publicada en 1811 en defensa de la autocracia, titulada “Memoria de la Antigua y Moderna Rusia”. Si bien Karamzín era defensor de una monarquía ilustrada, se opuso a las reformas propugnadas por Mijaíl Speransky, logrando que su postura se convirtiese en la piedra angular de la ideología oficial de la Rusia imperial en los años venideros. 

El 14 de diciembre de 1825 Karamzín fue testigo del Levantamiento Decembrista en la Plaza Senatskaya. Criticó a los organizadores, aunque con muchos de ellos mantenía una estrecha relación. 

Ese mismo día Karamzín cogió un fuerte catarro que derivó en una enfermedad seria que meses más tarde le causaría la muerte. Nikolái Karamzín falleció en mayo de 1826, poco después de la muerte del soberano (que le impresionó profundamente), mientras preparaba la edición del undécimo volumen de la Historia, que fue completado por D. N. Bludov.



Como se muestra en la segunda imagen, su viuda Ekaterina Andreevna Karamzina organizó el llamado Salón Karamzina, centro de la vida cultural de la capital entre los años 1826 a 1850, donde se reunían escritores, artistas, compositores y otras figuras de la cultura, entre ellos  Bryullov, el príncipe Vyazemsky, Dargomyzhsky, Glinka, Gogol, Zhukovsky, Lermontov, el príncipe Odoevsky, Pushkin, la condesa Rastopchina y Tyutchev. Los temas de debate, siempre en ruso, comprendían la poesía, la política, las ciencias y los libros de reciente publicación.

Nikolái Karamzín es considerado el padre de la historiografía de Rusia y el valedor de la reforma lingüística gracias a la cual se eliminaron eslavismos arcaicos y se crearon nuevos vocablos con la aplicación de los sistemas de derivación de otras lenguas, pero dentro de la más estricta ortodoxia rusa. Fue un maestro de la crónica viajera y del poema épico narrativo, dentro de la más fiel tradición del sentimentalismo ruso. Conocedor de varios idiomas y fiel seguidor de los postulados de los ilustrados franceses, fue miembro de la Academia Rusa desde 1818. 



MAG/16.11.2015

martes, 10 de noviembre de 2015

Mijail Mijailóvich Speransky




Mijail Mijailóvich Speransky (Михаил Михайлович Сперанский) nació en Cherkutino (hoy Sobinsky) el 1º de enero de 1772, hijo de un pobre cura del pueblo. A los 8 años ingresó en el Seminario diocesano de Vladimir, destacando por sus dotes de independencia y fortaleza, sentido del humor y modestia. Era el alumno más brillante del seminario por lo que en 1792 fue seleccionado para enseñar matemáticas, física y filosofía en el seminario Aleksandr Nevsky de San Petersburgo. Escribió poemas que serían publicados en 1796 en la revista Musa.

Sus brillantes cualidades intelectuales atrajeron la atención del Gobierno, que en 1795 le asignó el puesto de secretario del príncipe Kurakin en la Corte. Un año más tarde Kurakin fue nombrado Procurador General por el zar Pablo I y Speransky siguió al Príncipe, adquiriendo la condición de noble.

En 1798, Mihail Speransky contrajo matrimonio con la joven de 17 años de edad Elisabeth Stevens, hija de un pastor anglicano, que un año más tarde daría a luz a Elisabeth quien se convertiría en escritora en francés y alemán. A finales de 1799 la esposa de Speransky falleció de tuberculosis. Él no volvería a casarse. 

En poco menos de cuatro años, Speransky se había convertido en uno de los personajes más influyentes en los inicios del reinado de Alejandro. 

En 1802 Speranski escribe su primera y gran obra "Sobre las Leyes Fundamentales del Estado" donde formula como tesis que los poderes de la monarquía necesitaban estar limitados por la sociedad o más exactamente por una nobleza auto-consciente y poderosa.

El famoso decreto de los ‘siervos libres’ fue concebido y redactado por Speransky. Publicado el 20 de febrero de 1806, fue el primer paso para la abolición de la servidumbre. El decreto posibilitó que se liberasen más de 37 000 siervos a lo largo del reinado de Alejandro I. El 18 de noviembre de 1806 Speransky recibió la Orden de San Vladimiro.

En 1807 Speransky participó en una revista militar en Vitebsk junto a Alejandro I.  Y éste lo llevó a su lado un año más tarde para que participase en el Congreso de Erfurt (25 de septiembre al 14 de octubre). Alejandro I encargó a Speransky que revisase la propuesta de reforma de Rusia con Napoleón I. Meses más tarde, el zar nombra a Speransky adjunto al ministro de Justicia.

El proyecto de reforma que Speransky redactado en 1809 otorga la autonomía local de los distritos y regiones, mediante la creación de Dumas o Asambleas, desde el nivel de Distrito hasta la Asamblea Nacional o Duma del Imperio.

Sin embargo  Speransky comete un grave error, ya que, como convencido francmasón que era, trató de relegar el papel del clero de la Iglesia Ortodoxa. El emperador en principio aceptó las primeras medidas adoptadas, pero temeroso de las sociedades secretas, obligó a Speransky  a abandonar el proyecto de reforma, que sí sirvió para elaborar las constituciones de Finlandia y Polonia. 

Desde 1810 a 1812, Speransky fue el Canciller de la Universidad Imperial Alejandro en Turku (Finlandia).

En enero de 1810 Speransky fue nombrado Secretario de Estado, el puesto más influyente en la Corte tras el propio zar, logrando se crease el Consejo Imperial.

Con la guerra con los franceses, las veleidades liberales de Alejandro se enfriaron rápidamente y algunos altos funcionarios del Imperio ruso como la gran duquesa Catalina, Fessler, Nikolay Karamzin, el conde Rostopchin y el general Armfeldt conspiraron para que Speransky fuese acusado de alta traición, al haber provocado la impopularidad de Alejandro I. Speransky se convirtió en el blanco de todos aquellos que deseaban a toda costa el mantenimiento del Antiguo Régimen. En 1812, caído en desgracia, fue confinado a su propiedad en la región de Novgorod. 

El 30 de agosto de 1816 Speransky fue nombrado gobernador civil de Penza e inesperadamente en marzo de 1819 le fue encomendado el Gobierno de Siberia, donde introdujo reformas que fueron determinantes en esa inmensa región durante todo el siglo XIX. 

En 1821 fue admitido en el Consejo de Estado. Su estrella, poco a poco volvió a brillar y se convirtió de nuevo en uno de los consejeros principales de Nicolás I, quien lo puso a la cabeza de la Sección Segunda de la Cancillería Imperial, con el fin de desarrollar la codificación de toda la legislación rusa, que permaneció en vigor hasta la Revolución. En 1826, Mijail Speransky fue uno de los miembros de la Corte Suprema que juzgó a los decembristas. Para ello, estudió las leyes de la época medieval, buscando antecedentes para cumplir con las medidas excepcionales requeridas por el emperador Nicolás I.

Speransky fue designado preceptor del futuro Alejandro II.

En enero de 1839, cuando Speransky contaba 67 años de edad fue promovido al rango de Conde del Imperio ruso. Y el 11 de febrero de ese mismo año falleció en San Petersburgo.

Mijaíl Speransky es considerado como el padre del liberalismo ruso. Sus ideas fueron desarrolladas más tarde por Kavelin y Chicherin. Era amigo de Alexander Radishchev. Tolstoi lo cita en ‘Guerra y Paz’.



MAG/10.11.2015
P.S.-El 18 de abril de 2015 publiqué un artículo en este 'blog' que titulé 'Fiódor Kusmich, el ermitaño que antes fue zar', en relación al mito de las dos vidas del zar Alejandro I.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Iván Aleksándrovich Goncharóv, padre de 'Oblómov'


I

Iván Aleksándrovich Goncharóv (Иван Александрович Гончаров), nació en Simbirsk en junio de 1812. Su padre, un rico comerciante cuyo éxito lo elevó a la nobleza, falleció cuando Iván tenía siete años, siendo educado de forma exquisita por su padrino Nikolai Tregubov, un oficial de Marina retirado, aristócrata de mente liberal.

A los diez años ingresó en un colegio privado de Moscú, especializándose en Comercio. De 1830 a 1834 cursó estudios en el Departamento de Literatura de la Universidad de Moscú, donde también lo hacían quienes más tarde se convertirían en lo más granado de la literatura y política rusa Mikhail Lermontov, V. G. Belinsky, Alexander Herzen, Mikhail Bakunin e Iván Turgueniev. Tras graduarse, consiguió una plaza como funcionario de bajo nivel en San Petersburgo, pasando más tarde al Ministerio de Finanzas y luego al Ministerio de Censura. Se especializó en traducciones de la correspondencia extranjera con el gobierno ruso. De 1852 a 1855 sirvió como secretario del legendario Almirante Yevfimy Putyatin, actuando como intérprete durante las negociaciones que culminaron con el histórico tratado entre Rusia y Japón.

En aquella época Goncharov viajó a bordo de la fragata rusa ‘Pallas’ („Паллада“) visitando diversos países de Europa, África y Asia. A su regreso a Rusia, se decepcionó al encontrarse con las tradiciones sociales y económicas de su país. En 1858 escribe ‘La fragata Pallas’, una detallada narración de los tres años de su viaje a Japón, que causó un gran impacto en la Rusia zarista.

Su reputación como escritor clásico la alcanza en ‘Oblomov’ (1859), novela que tardó diez años en completar y que fue muy elogiada por Fíodor Dostoevsky.  En ‘Oblomov’ Goncharov cuenta la historia de un indolente terrateniente de la Rusia rural que pierde a la mujer que ama por su indecisión y su apatía. De hecho, a raíz de esta novela, se introdujo en la lengua rusa el término “oblomovismo”, que sirve para designar la pereza. 

En la década de los ’60 Goncharov formaba parte del medio literario de San Petersburgo, a pesar de que sus puntos de vista originales sobre la realidad rusa le causaban problemas con el ala dura del ‘establishment’ ruso. Los más conservadores orquestaban críticas feroces contra su postura. Fruto de esta lucha es su tercera gran obra ‘Obryv’, que describe la rivalidad entre tres hombres al mismo tiempo que hace una crítica velada a la desintegración de la sociedad rusa.

Debido a su posicionamiento independiente, en 1867 Goncharov se siente presionado teniendo que renunciar a sus cargos como intérprete del gobierno y censor, pues aunque se mostraba conservador al revisar periódicos y revistas, permitió la publicación de obras de escritores liberales como Fíodor Dostoyevsky y Alexander Herzen. Y decide que desde San Petersburgo su nueva profesión será la de escritor. Escribió numerosas historias cortas, críticas, ensayos y memorias, al mismo tiempo que continuaba viajando al extranjero.

En 1869 publica ‘El declive’, una novela que describe una familia rusa presidida por una bienintencionada, aunque tiránica abuela, critica ácidamente el nihilismo, una actitud muy de moda en la Rusia de aquellos tiempos. 

En estas novelas Goncharov opone dos personajes claramente diferenciados, el del soñador y el de la persona de acción, en una descripción simbólica de la tensión existente entre la sociedad de la recién industrializada Rusia y las antiguas tradiciones aristocráticas del país.

En sus últimos veinte años de vida, Goncharov los pasó en soledad y padeciendo demencia senil. En un ensayo autobiográfico "Neobyknovennaya istoriya”, que no llegó a publicarse hasta 1924, proclamaba que algunos escritores europeos como Gustave Flaubert y Berthold Auerbach se habían inspirado en sus propias ideas, llegando incluso a acusar a Iván Turgenev de plagio en los tribunales.

Iván Goncharov nunca se casó por timidez con las mujeres, según dicen sus historiadores. Murió de neumonía. Sus restos yacen en el rincón de los escritores del cementerio de San Petersburgo.

Las tres obras principales de Goncharov, conocidas popularmente como las tres Oes (“Obyknovennaya Istoriya,” “Oblomov,” “Obryv”) forman parte del curriculum escolar en Rusia.


MAG/02.11.2015



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