viernes, 28 de noviembre de 2014

San Cirilo y San Metodio, santos patronos de Europa





Metodio (Методий) parece que nació el 815 y su hermano Cirilo (Кирил) unos doce años después en Tesalónica, ciudad cosmopolita situada en el corredor de entrada a la península Balcánica y a la región del Danubio. Pertenecientes a una familia senatorial, Metodio y Cirilo reciben una esmerada educación. 

Eslavos y búlgaros intentaron apoderarse de Tesalónica, pero en su fracaso llegaron a establecerse pacíficamente en los suburbios de la ciudad. Entre estas gentes sencillas aprendieron los dos hermanos el difícil e inculto idioma eslavo.

Metodio alcanza la dignidad de gobernador de una provincia de la Macedonia interior, en las fronteras de la actual Albania, donde ya se establecían los eslavos. Allí conoció el espíritu y las necesidades de este pueblo.

Cuando Cirilo tenía sólo catorce años fue acogido bajo la protección del primer ministro de la emperatriz Teodora, quien le llamó a Constantinopla para completar allí su formación en la universidad Imperial, que funcionaba en la misma corte, no lejos de Santa Sofía. Sus maestros fueron León, por sobrenombre el Filósofo o el Matemático, y Focio, quien años más tarde alumbraría el cisma oriental. Constantinopla estaba en el siglo IX en el apogeo de su esplendor: era la capital del mundo civilizado y centro importantísimo de cultura cristiana. Los monjes eran quienes salvaguardaban la ortodoxia y defendían a la Iglesia de las injerencias civiles. El pueblo era profundamente piadoso y veneraba devotamente las sagradas imágenes, tras la derrota de la herejía iconoclasta el 19 de febrero de 842.

El año 847 Cirilo recibió la ordenación sacerdotal y fue nombrado secretario del Consejo Eclesiástico. Ante las injusticias de que a diario era testigo en el desempeño de su cargo, Cirilo desapareció misteriosamente. Obligado a regresar a Constantinopla en el momento en que su maestro Focio era elevado a la dignidad de patriarca, fue nombrado su sustituto en la cátedra de filosofía.

Durante el reinado de Teodora venían del Norte y del Oriente legaciones de pueblos extranjeros a Constantinopla, buscando en Bizancio protección. Los emperadores enviaban embajadores mitad religiosos mitad políticos, para poner trabas a las empresas mahometanas y germanas. Cirilo fue escogido el año 851 para acompañar, en calidad de intérprete y consejero, una delegación imperial a la corte del califa de Bagdad.

Metodio tras los desengaños experimentados en su gobierno, abandonó la carrera administrativa y abrazó la vida monástica, entrando el año 853 en un monasterio en Olimpo. Cirilo siguió a su hermano Metodio dos años más tarde y se retiran ambos a un monasterio en Bitinia, desde donde fueron enviados a evangelizar a los jázaros de Crimea, aprendiendo su idioma.

En 863, a petición del Príncipe Ratislao de Constantinopla, y con la aprobación de Roma, Cirilo y Metodio son trasladados a Moravia. El éxito de los dos hermanos entre los moravos fue enorme,  pues predicaban en lengua eslava y no en latín como hacían los misioneros germanos, que veían en ellos a dos vagabundos filósofos, perturbadores de la paz religiosa en los feudos de Germania.

A Cirilo y Metodio no les fue fácil introducir una liturgia en lengua nativa, ya que no existía alfabeto eslavo. Cirilo, que en un principio se había esforzado por transcribir algunas palabras eslavas con la ayuda del alfabeto griego, logra adaptar los caracteres cursivos griegos a la lengua eslava, supliendo con media docena de signos originales los sonidos eslavos inexistentes en la fonética griega. Surge así el alfabeto llamado "glagolita" (de glagol = palabra), con el que tradujeron progresivamente los libros indispensables para el culto y el conocimiento de la Sagrada Escritura. El alfabeto "glagolita" no debe confundirse con el "cirílico", basado en la aplicación a la fonética eslava de los signos unciales griegos. Aunque este último lleva el nombre de "cirílico" por San Cirilo, su autor parece que fue Clemente de Ócriva, uno de sus discípulos. Cirilo es únicamente autor del "glagolita".

Convocados Cirilo y Metodio a Roma por el Papa Nicolás I, a su llegada a Roma se lo encuentran muerto y son recibidos por su sucesor, Adriano II, quien aprueba sus trabajos entre los moravos, sanciona la liturgia en eslavo y los consagra obispos, un cargo que Cirilo ejercerá por poco tiempo pues el 4 de febrero del 869 fallece. Los funerales fueron presididos por el mismo Papa, quien mandó que su cuerpo recibiera sepultura en la basílica de San Clemente, junto a las reliquias que él mismo había encontrado en el Quersoneso (península de Crimea) junto con el áncora que había servido para martirizarle y que después había trasladado a Roma.

Adriano II funda la Archidiócesis de Moravia y Panonia, con sede en Sirmium, independizándola de la Iglesia alemana, cuyo primer obispo será precisamente Metodio, el cual habrá de sufrir todavía la incomprensión. Apenas un año después, los obispos alemanes lo convocan a un sínodo en Ratisbona donde lo deponen y lo encierran en prisión. Liberado por orden del Papa Juan VIII se reintegrará a su diócesis, desde donde trabaja en la evangelización de bohemios y polacos.

Convocado de nuevo a Roma por las acusaciones del alemán Wiching, Juan VIII ratifica la liturgia en eslavo, aunque decretando que el Evangelio se lea en latín en las iglesias antes de hacerlo en eslavo.

De vuelta en Constantinopla, Metodio completa la traducción de las Escrituras, todo el Antiguo Testamento a excepción de los Libros de los Macabeos, así como el código de derecho canónico griego. El 6 abril de 884 muere entre sus fieles. Se le hicieron solemness funerales con oficios en latín, griego y eslavo: "Reunido el pueblo en masa con cirios y lágrimas, acompañó a su buen pastor. Allí estaban todos, hombres, mujeres, niños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, viudas y huérfanos, extranjeros e indígenas, enfermos y sanos, porque Metodio se había hecho todo para todos, para salvarlos a todos”.

El cuerpo de Metodio fue llevado posteriormente a Roma y colocado al lado de la sepultura de San Clemente, junto al de su hermano Cirilo. Ambos hermanos suelen ser pintados por los iconógrafos bizantinos leyendo y bautizando en Moravia, con un hombre arrodillado a sus pies, que les ofrece pan y sal, según el rito de los eslavos, en signo de amistad.

Canonizados en 1880 por el Papa León XIII y conocidos como “los apóstoles de los eslavos”, se estuvo celebrando la fiesta de ambos el 9 marzo, hasta que Pio IX la traslada al 5 julio en la que aún hoy se celebra en Chequia y en Eslovaquia, donde por cierto es fiesta nacional. Pablo VI traslada la fiesta al 14 de febrero, fecha en la que la Iglesia Ortodoxa conmemora a San Cirilo, mientras celebra a los dos hermanos el 11 de mayo. León XIII dedica a los hermanos su encíclica “Grande Munus” de 30 septiembre de 1880.



Cirilo y Metodio son elevados a santos patronos de Europa, -una categoría que comparten con San Benito de Nursia, nombrado por Pablo VI en 1964- por Juan Pablo II, que lo hace mediante la “Carta Apostólica Egregiae Virtutis” de 31 de diciembre de 1980 con estas palabras:

            “Con nuestro pleno conocimiento y madura deliberación, con la plenitud de la potestad apostólica, en virtud de esta Carta y para siempre, constituyo y declaro celestes Co-patronos de toda Europa junto a Dios a los Santos Cirilo y Metodio. Evangelizando las regiones centro-orientales del Continente, contribuyeron de forma determinante a que la Europa cristiana pudiera respirar con los dos pulmones: el de occidente y el de oriente. En efecto, así como es imposible pensar en la civilización europea sin la obra y la herencia benedictina, tampoco se puede prescindir de la acción evangelizadora y social de los dos santos hermanos de Salónica. Ejemplar fue, a propósito, el método de evangelización de los santos Cirilo y Metodio, quienes movidos por el ideal de unir en Cristo a los nuevos creyentes, adaptaron a la lengua eslava los textos litúrgicos y a las costumbres de los nuevos pueblos el derecho greco-romano.” 



MAG/28.11.2014

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