sábado, 31 de enero de 2015

Los príncipes de Moscovia



Basilio I Dimítrievich (Василий Дмитриевич) (1371-1425), hijo mayor de Dmitri Donskói  -quien derrotó a los mongoles en la batalla de Kulikovo- y de la Gran Princesa Eudoxia, hija del Gran Príncipe Dmitri Konstantínovich de Nizhni Nóvgorod. Fue nombrado Gran Príncipe de Moscú en 1389. Tres años más tarde, se anexionó los principados de Nizhni Nóvgorod y de Múrom.

Para evitar que Rusia fuese atacada por la Horda de Oro, Basilio I entró en alianza con Lituania en 1392 y se casó con Sofía de Lituania, la única hija de Vitautas el Grande. 

En 1395 Tamerlán, como había hecho siglo y medio antes Gengis-Kan, irrumpió en tierras eslavas. Asoló las regiones del Volga, pero no consiguió penetrar en Moscú. Paradójicamente, a quien más benefició esta incursión fue a Basilio I, ya que causó un daño considerable a la Horda de Oro, que durante los próximos doce años se encontraría en un estado de anarquía. En 1408, el emir Edigú atacó el territorio ruso, incendiando Nizhny Nóvgorod, Gorodets y Rostov, pero tampoco pudo tomar Moscú. En 1412, sin embargo, Basilio se vio obligado a realizar la largamente aplazada visita de sumisión a la Horda.

La creciente influencia de Moscú en el extranjero fue subrayada por el hecho de que Basilio casó a su hija Anna con Juan VIII Palaeologus, emperador de Bizancio.

Durante su reinado, con el crecimiento de la autoridad principesca en Moscú, los poderes judiciales feudales fueron parcialmente reducidos y transferidos a los diputados de Basilio I.



Basilio II Vasílievich o Basilio II "el Ciego" (Василий Васильевич Тёмный II) (1415 - 1462) era el hijo mayor de Basilio I de Moscú y de Sofía de Lituania. Tras la muerte de su padre fue proclamado Gran Duque, a la temprana edad de 10 años, desempeñando su madre las tareas de regente. 

El largo reinado de Basilio II, de 1425 a 1462, fue azotado por la mayor guerra civil de la Historia de la antigua Rusia, aunque sí pudo ver el colapso de la Horda de Oro y su ruptura en pequeños kanatos.

En 1431 Basilio II nomina al obispo Jonás para el puesto de Metropolitano de Moscú, pero el Patriarca de Constantinopla escoge a Isidoro de Kiev para ser el nuevo Metropolitano de Kiev y de toda la Rusia. Después de que Isidoro fuera condenado por la Iglesia Ortodoxa Rusa en 1411 por su apoyo al catolicismo y a la unión entre las iglesias orientales y occidentales de acuerdo con el Concilio de Florencia-Ferrara, el trono metropolitano estuvo vacante durante siete años, y Jonás fue nombrado finalmente metropolitano el 15 de diciembre de 1448, sin el consentimiento del Patriarca de Constantinopla. Este hecho significó el establecimiento de la autocefalía en la Iglesia Ortodoxa Rusa, fortaleciendo aún más la reputación de la Rusia ortodoxa entre los estados.

Basilio II enfermó de tuberculosis. Quiso dirigir personalmente el tratamiento y recurrió a un remedio habitual por entonces: encender velas en contacto con la piel en diversas partes del cuerpo. Este proceder no sólo no mejoró la enfermedad, sino que le provocó diversas quemaduras y gangrenas, muriendo el 27 de marzo de 1462.



Iván III el Grande (Иван III Васильевич) (1440 - 1505), fue Gran Príncipe de Moscú y el protagonista del reinado más largo de la historia de Rusia. Fue el primer príncipe de Moscú que pudo proclamarse soberano de toda Rusia. Los historiadores se refieren a él como el "unificador de las tierras rusas", ya que cuadriplicó su territorio, reivindicando a Moscú como la Tercera Roma. Construyó el Kremlin de Moscú y creó instituciones para asegurar la autocracia. Consolidó la obra de sus antepasados reforzando la posición de Moscovia, uniendo los principados hasta entonces autónomos de Rusia y zafándose del yugo a que los habían sometido los mongoles durante 200 años. 
A fin de asegurar la sucesión en su hijo, Iván, su padre Basilio II, lo nombró co-regente a los seis años. Y a los doce lo casó con la princesa María de Tver, con lo que Moscovia se anexionó el territorio de mayor rivalidad desde el año 1300. Desde 1452 hasta el fallecimiento de su padre, Iván le acompaño en campañas y en negociaciones. A los 22 años Iván accedió al trono con la pretensión de unificar Rusia.

La primera república que llamó su atención fue Nóvgorod, pero ésta, consciente del poder creciente de Moscovia, se alió con Polonia. Esgrimiendo tal alianza como pretexto para lanzar una guerra, Iván invadió Novgorod en 1470, y tras años de represión, la república de Nóvgorod finalmente aceptó a Iván como su regente autocrático en 1477. Con el tiempo, otros principados fueron cayendo en manos de Iván III, ya fuera mediante conquistas o por medios diplomáticos ocupando todo el norte de Rusia, desde Laponia hasta los montes Urales. Centralizó la administración y repartió parte de las tierras de la nobleza entre sus soldados, obteniendo así un fuerte apoyo militar.

En la segunda mitad del siglo XV la Horda de Oro estaba sumida en una guerra civil que dio lugar a la aparición de cinco kanatos distintos, mucho más débiles que el estado ruso de Moscovia, Los moscovitas exigieron a Iván que emprendiera medidas para derrotar a los mongoles, y el príncipe se preparó para conducir a su ejército a la lucha contra el kan. Las tropas rivales se encontraron a orillas del río Ugra, pero la batalla no dio comienzo de inmediato, pues ambos ejércitos aguardaban la llegada de refuerzos. Los de Iván llegaron, pero no así los del kanato y, tras varias semanas de pulso en medio del gélido invierno, las tropas del kan se batieron en retirada. Aquel fue el primero de una serie de desastres para los mongoles que desembocaría en la desintegración de la Horda de Oro. Varios meses después, el kan fue asesinado por un rival y el poder mongol sufrió un nuevo varapalo. En 1480 Iván III se negó a pagar más impuestos al kanato de la Gran Horda, el más importante surgido de la división de la Horda de Oro.

Fallecida su primera esposa María de Tver, Iván se casó en 1472 con Zoé (Sofía), sobrina del último emperador bizantino, Constantino XI Paleólogo, protector de la Iglesia ortodoxa. En 1497 Iván III añadió el águila de dos cabezas del escudo bizantino a su propio escudo de armas y permaneció como el emblema de la Santa Rusia. Iván III empezó a considerarse zar (que deriva del latín Caesar) de un régimen autocrático, más que como cabeza de la nobleza. Rey absolutista respetó, sin embargo, el poder de los boyardos.

También en ese mismo año Iván III promulgó el primer código legal moscovita, Sudebnik. La nueva posición política de Moscovia dio lugar a que se considerase Moscú como la Tercera Roma (tras las caídas de Roma y de Constantinopla). 

Desde el siglo IX, la fortaleza del Kremlin se alzaba en la colina de Borovitsky, en Moscú. Durante su reinado, Iván III mandó rediseñar el complejo y reconstruirlo para demostrar el poder y la superioridad de los moscovitas, convertidos en el centro de una nueva Rusia unificada. Iván III mandó venir a constructores y arquitectos de Italia para diseñar los palacios y las catedrales de su «nuevo» Kremlin, pero éstos, respetuosos con su ubicación, optaron por construir edificios de estilo ruso, no italiano.

En la década de 1470, Iván III mandó construir la catedral de la Asunción, que acogería la sede de la Iglesia ortodoxa rusa y las futuras coronaciones, asambleas y ceremonias de Estado. Encargó el diseño de la catedral al arquitecto italiano Fioravanti, quien viajó por toda Rusia para imbuirse de la esencia del diseño eclesiástico propio del país. Cuando cuatro años después concluyó su obra, Iván el Grande estaba tan complacido con el resultado que ordenó encarcelar a Fioravanti para impedirle que abandonara Rusia, y el arquitecto murió en cautividad. 

Fue precisamente en la escalinata de la catedral de la Asunción donde Iván el Grande rasgó el fuero que vinculaba a los príncipes rusos con la Horda de Oro. Asimismo encargó erigir la catedral del Arcángel San Miguel, el lugar donde reposarían los restos de los gobernantes rusos durante muchos años, y la catedral de la Anunciación, con su cúpula dorada.

La residencia de Iván III se estableció en el palacio de Terem. Además, el soberano mandó construir la Cámara Facetada para celebrar las audiencias de la Corte en una magnífica sala del trono, así como para entretener a sus súbditos con impresionantes fiestas y celebraciones. Los emperadores y las emperatrices que lo sucederían al trono irían añadiendo nuevos edificios al complejo, entre ellos el enorme campanario dorado dedicado a Iván el Grande.



MAG/31.01.2015







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